Opinión

CARTAS DE LOS LECTORES

CARTAS DE LOS LECTORES

Una diputada más
Señor director:

En Teresandon del Distrito M. El Carril, de Haina, San Cristóbal, reside la diputada Jacqueline Montero, cuya elección en 2016 produjo muchas críticas negativas, debido a que antes y durante hacía una profesión y hasta ser electa legisladora, ejerció la vida de ramera. En la ocasión levantamos la voz a su favor por su decisión y fuerza de voluntad de superarse después de llevar como ocupación laboral aquel oficio alegre pero traumático y riesgoso. El trabajo que escribimos llevó por título “Jacqueline será mejor”, entendiendo que su triunfo constituía una inusitada hazaña. Creíamos que en ese congreso desacreditado y cualquier izado como aún está, la suma de una mujer del origen de Jacqueline, hasta empeñaría la vida para hacerlo bien y representar dignamente la población que la eligió y al país.
Pero, tan cualquierizado está ese poder del Estado que Jacqueline ejerce como una más de ellos y ellas. Peor aún, su comunidad no se repone del asombro por un negocio perturbador que esa diputada ha montado en su casa: un bar. Lo más perturbador del negocio es la contaminación sónica. Una vez hubo un tiroteo, llevando intranquilidad a su comunidad que aun mantiene la hermandad entre vecinos, donde una vecina le pasa un plato de comida a otra. Ha sido un choque de pensamiento, valores y funciones que una legisladora en vez de observar e mediar frente a determinadas manifestaciones aviesas de la sociedad, imponga un negocio de música y bebidas.
Hace mucho ese congreso se cualquierizó y perdió la honorabilidad pero creíamos que Jacqueline honraría la oportunidad de oro que la vida le dio, pues no hacerlo constituye una monumental ingratitud a la sociedad y al Altísimo. Ella ni debe ni le luce propiciar ese tipo de negocios ni ser parte de los legisladores violadores de las leyes, incluidas las que ellos mismos aprueban. No debiera hacer como muchos de sus colegas que han montado diversos negocios ilegales. No debiera actuar como sus iguales que han abusado de la inmunidad parlamentaria, colocando su autoridad y su mérito por debajo de un segundo alcalde pedáneo cuasi analfabeto.
Como persona puede solidarizarse con los grupos LGTB, pero no dedicarse a promocionarlos. Ojalá que Jacquelin Montero reflexione, respete y considere su comunidad, y deje de ser del montón, una diputada más.
Atentamente,
Lic. Santiago Martínez

El Nacional

La Voz de Todos