Opinión

¿Casa de la paz?

¿Casa de la paz?

Las dos grandes religiones son llamadas “del Libro”. Unos, la Biblia los otros, El Corán. Cristo como hijo de Dios llegó al mundo fue crucificado y sus seguidores perseguidos, Mahoma logró la victoria durante su vida. Conquistó territorios, creó un Estado y un ejército, hizo la guerra, promulgó leyes, impuso impuestos.

En pocas palabras, gobernó y ésas acciones fueron santificadas y ampliadas en la tradición islámica. En sus conquistas, los islámicos impusieron su idioma, su Estado y la ley divina.

El Estado es la religión, la religión es el Estado y Dios es la cabeza de ambos con el Profeta como su representante en la tierra. Sin imágenes, sin estatuas, sin películas, sin humor y sin caricaturas.

En la concepción islámica Dios es el soberano de la comunidad, la única y última fuente de la autoridad y de la legislación.

No existe diferencia entre la ley de la Iglesia y la ley del Estado. Aceptada como origen divino, regula todos los aspectos de la vida civil, comercial, criminal, constitucional. Por la tradición de la ley islámica de la inferioridad de los infieles, y el consiguiente rechazo a sus avances científicos y técnicos, el infiel se convirtió en la punta de lanza que aún hoy sirve para la conservación y la defensa de sus raíces religiosas, del poder político y por supuesto del poder económico.

La civilización islámica se define por su religión. Dar al-Islam, La casa del Paz todo el territorio gobernado por el islamismo.

El resto, Dar-al-Harb, La casa de la Guerra, habitado por todos los infieles que no profesan la fe y no aceptan un gobierno islámico.

Los cristianos recibieron otras instrucciones: Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Con imágenes, con estatuas, con películas con humor y caricaturas.
En la concepción del mundo cristiano el secularismo, resolvió el conflicto entre Iglesia y Estado. Por un lado, la Iglesia y su jerarquía y por el otro, el Estado y la monarquía.

Más tarde, la separación entre Iglesia y Estado adoptada por la Revolución americana y la Revolución francesa, impidió el uso de la religión por el Estado y al mismo tiempo el uso del poder estatal para imponer su religión a otros.

A partir de la derrota en Viena, la amenaza no sólo era política y militar sino que empezaba a resquebrajar la estructura de la sociedad islámica.

El Nacional

La Voz de Todos