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Caso de tráfico de niños hacia EE.UU. revela vulnerabilidad de la infancia

Caso de tráfico de niños hacia EE.UU. revela vulnerabilidad de la infancia

Puerto Príncipe, (EFE).- La detención de diez estadounidenses que pretendían sacar del país a 33 niños haitianos supuestamente huérfanos ha puesto de manifiesto la precariedad en la que viven muchos niños en las calles o en los albergues de Haití.

Lo último que se ha sabido es que varios de esos 33 menores ni siquiera son huérfanos, según fuentes del Instituto de Bienestar Social, que es el que se hizo cargo de los menores y que ha interrogado a los mayores de siete años (en el grupo había edades de entre dos meses de edad y doce años).

Estos niños confirmaron que tienen padres y dieron incluso sus direcciones y números de teléfonos, lo que desmentiría la versión de la ONG New Life Children’s Refuge (Refugio de Niños Nueva Vida), una organización de confesión baptista basada en Idaho (EE.UU.).

Los diez estadounidenses detenidos van a ser presentados ante el juez a lo largo de la jornada de hoy, en la que podría conocerse más detalles.

En cualquier caso, el hecho demuestra el desamparo en que se encuentran en Haití los niños huérfanos o aquellos que, sin serlo, viven en la calle.

La Unicef calculaba ya antes del terremoto del pasado 12 de enero que un 16 por ciento de los niños haitianos había perdido a uno de sus padres o a los dos, y que solo en Puerto Príncipe vivían en la calle entre 2.000 y 3.000 niños, no siempre huérfanos sino a veces procedentes de las familias llamadas “desestructuradas”.

“Nos preocupan estos niños, pues son los más vulnerables a la explotación y al tráfico”, comenta a Efe Francoise Vanni, de Unicef-Haití.

Pero además de los niños de la calle, están los que viven en albergues o casas de acogida, que Unicef cifra en unos 600 centros en los que vivían -siempre antes del sismo- unos 50.000 menores.

Las agencias de la ONU y los organismos no gubernamentales dan por hecho que las cifras de huérfanos y niños sin techo han aumentado tras el terremoto, pero no existe ningún cálculo al respecto, así sea aproximado.

Pero antes que la adopción internacional, Unicef asegura privilegiar siempre cualquier otra solución antes que la adopción internacional, como la reunificación con parte de la familia extensa o incluso con la comunidad.

Fuentes de la Dirección General de Policía dijeron por su parte a Efe que son conscientes de que el tráfico de niños es un grave problema en Haití.

Según estas fuentes, los niños sacados ilegalmente de Haití pueden ir, en el mejor de los casos, a una familia de acogida que falsifica los documentos, pero en los peores puede caer en una red de explotación laboral o sexual, o incluso de tráfico de órganos, caso este último que nunca pudo demostrarse pese a existir fundadas sospechas.

Las radios haitianas, en colaboración con Unicef, emiten con cierta frecuencia avisos en los que se alerta sobre el tráfico de niños y la explotación infantil, una campaña de sensibilización que también se realiza en los hospitales y en las fronteras del país.

Se cree que en los días posteriores al sismo muchos niños fueron sacados de los hospitales por personas sin vínculos familiares aprovechando la ausencia de parientes directos y el caos en que estaba sumido el país. De esos niños se ha perdido el rastro para siempre.

Las calles de Puerto Príncipe están llenas de menores que, como sus padres, deambulan de aquí para allá. No pueden ir al colegio porque el 75 por ciento de las escuelas de la ciudad quedó total o parcialmente dañada por el terremoto.

La Unicef y el Gobierno habían anunciado que hoy se retomarían las clases allí donde fuera posible, tanto en la capital como en las provincias, pero el caos administrativo es tan grande que nadie ha dado un aviso claro hasta el momento y todo parece indicar que la vuelta a clase ha sido postergada hasta un momento más propicio.

El Nacional

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