Opinión

CATALEJO

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Las precisiones de Danilo Medina en su discurso en la Asamblea Nacional, al referirse al tema del oro y las relaciones Gobierno-Barrick Gold, me llenaron de asombro. No esperaba que un presidente electo desde el seno de un partido que impuso el modelo neoliberal y la entrega de lo poco de soberanía económica y política con que contábamos, hablara en los siguientes términos:

“Quiero que me escuchen bien: El oro que subyace en el suelo de la patria de Duarte, Sánchez, Mella y Luperón, es del pueblo dominicano”.

¡De nadie más!

“Y sólo podrá ser extraído, procesado y exportado, si las condiciones de distribución de los ingresos generados por la explotación de este recurso no renovable, son justas y favorables para las dominicanas y los dominicanos. Y en los actuales momentos no lo son“.

Los inaceptables piropos del mandatario a la Barrick, que acompañaron las afirmaciones anteriores, no halagan a esa minera canadiense; lo que cuentan para ella son las advertencias y propósitos de recortar sus beneficios.

¿Qué motiva mi asombro ante lo dicho por Danilo Medina? Que este debe tener la información del trabajo sucio de la “corporatocracia” que representan esos intereses contra países como el nuestro.

El mandatario debe estar al corriente, que las transnacionales primero ofrecen a los jefes de Estado la zanahoria de la corrupción, y si eso no funciona, enseñan el palo del golpe de Estado o del magnicidio.

Como denunciara en una ocasión el presidente Hugo Chávez: “… los chacales aparecen y ejecutan los golpes de Estado y asesinatos cuando los gánsteres económicos fallan en su misión”.

¿Cómo se soborna, intimida o asesina a un Presidente para las transnacionales robar las riquezas de un país? Eso lo contaré en la próxima entrega.

El Nacional

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