Opinión

CATALEJO

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En la práctica sexual en individuos del mismo sexo, el aspecto psicosocial es enfatizado más en países desarrollados, donde existe la llamada “comunidad homosexual”. Hooker señala que los “bares gay” funcionan como “instituciones sociales”, en que el sujeto tiene la oportunidad de intercambiar experiencias, convirtiéndolas en un punto de fiesta y de reunión que sirven de iniciación de un “modo activo”.

Indica Hooker que en el ambiente gay estos lugares son conocidos como “coming out”, donde los encuentros se hacen rutinarios. Entre estos se forman parejas estables e inestables, dentro o fuera del matrimonio, como es el caso de algunos países.

Cuando la relación homosexual es inestable, tienen tendencia a la promiscuidad, y, al igual que los heterosexuales, pueden sufrir o no disfunciones sexuales y problemas psicológicos.

En nuestros países, de condicionamientos machistas, es más frecuente la marcada diferencia entre los homosexuales “afeminados” y los homosexuales “varoniles” (que toman el rol masculino durante el coito).

En cuanto a la homosexualidad femenina, tanto sus causas como su incidencia son más “oscuras” que la masculina y acuden menos al psicoterapeuta.

De acuerdo a la teoría freudiana, algunas lesbianas han tenido padres poco asertivos y madres hostiles y dominantes. Otras han tenido durante la niñez y adolescencia intensas relaciones seductoras con sus padres, frente a madres narcisistas.

En cuanto a si la homosexualidad es normal o anormal, Freud expuso en la “Carta a una madre americana”: “No cabe la duda de que la homosexualidad no supone una ventaja, pero tampoco una vergüenza, ni un vicio, ni una degradación, ni puede ser clasificada como enfermedad…”.

El debate no es nuevo y seguirá durante lo que resta de este siglo.

El Nacional

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