Opinión

Catalejo

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Anulfo Mateo Pérez

Ceguera gubernamental.-
Dice el refranero popular que “no hay peor ciego que el que no quiere ver”, expresado en términos psicológicos es el mecanismo defensivo de la negación de la realidad, para ignorar lo que resulta doloroso, que de reconocerla le obligaría a tener conciencia de sus emociones y a tomar alguna acción al respecto.

La sociedad tiene plena conciencia de lo que sucede en el país en cuanto a la corrupción e impunidad, donde está implicada la cúpula económica y política que controla el gobierno y el presupuesto de la nación.

Así lo confesaron los máximos ejecutivos de la compañía brasileña Odebrecht, en cuando a los sobornos a funcionarios del gobierno dominicano, que según sus propias palabras ascendieron a US$92.0 millones.

Pero no se trata sólo de Odebrecht, sino que se ha hecho un hábito de quienes desempeñan funciones públicas sustraer los recursos destinados a la asistencia a los más pobres y al desarrollo del país.

El presidente Danilo Medina y los más altos dirigentes del PLD, entre los que se halla, se sienten acorralados por las críticas y acciones de un pueblo cansado de tanto caos en la administración del Estado.

Lo afirmado por el alto dirigente peledeista Félix Jiménez (Felucho) de que el Comité Político de su partido fue advertido de las sobrevaluaciones de Odebrecht, y su posterior retractación pública es parte del drama.

Es una de las múltiples muestras de que el presidente Medina y los demás que mueven los hilos del poder, no aceptan la fuerza del movimiento social contra la corrupción y la impunidad rampante.

Si el gobierno está ciego, sordo y mudo ante el clamor contra tanto caos, al menos este domingo debe exponer su piel para que sienta las vibraciones del pueblo en el emblemático parque Independencia.

El Nacional

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