Opinión

CATALEJO

CATALEJO

Ante el doloroso e irreparable fallecimiento del presidente Hugo Chávez, la burguesía venezolana y mundial, en particular las sabandijas acunadas en Washington, han reaccionado sorprendidas y asustada por el masivo duelo nacional e internacional, la firmeza y alta moral de un pueblo dispuesto a continuar su obra.

Por el momento, la derecha nacional y el imperio lucen desconcertados, por supuesto, sin descuidar sus viejos aprestos conspirativos contra Venezuela, al resultar aislados, desmoralizados e imposibilitados de reemplazar el chavismo por la vía electoral.

Ahora intentan contactos precipitados con altos oficiales y de mediana jerarquía de la Fuerza Armada venezolana y de los órganos de seguridad del Estado, para fragmentar sus estructuras y destruirlas.

La derecha “escuálida”, como solía llamarle Chávez, se propone repetir con éxito lo que fue el fallido golpe de Estado del 11 de abril de 2002. Esa derecha no disimula su maridaje con el imperio; va más allá: hace ostentación de ese vínculo.

Con fines conspirativos, el 26 y 27 de marzo del pasado año, Henrique Capriles Rodonsky, se reunió en territorio colombiano con el general Martin Dempsey, jefe del estado mayor conjunto de los EEUU.

Por esa insistencia, horas antes del fallecimiento de Chávez, el agregado aéreo de la embajada gringa en Venezuela, David del Mónaco, tuvo que ser expulsado del país.

Pese a todos a esos aprestos subversivos, su poder mediático y económico, la reacción venezolana y mundial no han logrado sus propósitos golpistas contra la patria de Bolívar.

Por el contrario, ante el fallecimiento de su inolvidable líder y las conspiraciones imperialistas, y en su dolor infinito, los venezolanos han respondido sin vacilación, con la consigna: “Todos somos Chávez”.

El Nacional

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