Semana

Caudillismo Factor de atraso

Entre 1900 y 1930 el caudillaje estuvo protagonizado por Horacio Vásquez (Coludo) y Juan Isidro Jiménez (Bolo). La tragedia política nacional se llevó al extremo de resucitar el caos, por las actuaciones de los seguidores de estos dos personajes, en tanto la deuda externa se profundizó, las instituciones solo existían de nombres, un sector de la prensa estaba vendido y el país se sumía cada vez más en la miseria, ambos alargaban estar ajenos al desorden.

Los acontecimientos protagonizados por estos caudillos y sus seguidores llevaron al imperialismo norteamericano a intervenir militarmente el país, pues además de la lógica expansionista que estaba en marcha desde 1880, sus intereses (inversiones) estaban estancados en un país sumido en un caos político-militar protagonizado porirresponsables , así en 1916 ocuparon el país e implantaron un programa que sumió a la nación en estado de dependencia total frente a ellos, surgió el Estado Neocolonial,aun vigente.

El subperíodo de 1924 al 30 siguió siendo caótico por cuanto los caudillos, en especial Vásquez no dio tregua al país. Desdeñó la Constitución, las leyes y los acuerdos partidarios, prolongando su mandato del 1928 al 30, desconoció al Vicepresidente, haciendo caso omiso al sector de Federico Velásquez, y se comportó irresponsable frente a la deuda pública. Esos, y otros factores, crearon las condiciones objetivas para que se unieran las crisis política y económica que se desató tras la caída de la Bolsa de Valores en 1929 en Estados Unidos y sumió al país en un desastre, que permitió el ascenso de Trujillo al Poder.

Los horrores de la dictadura trujillista entre 1930 y 1961 se explican por la necesidad de acallar la opinión pública, a los fines de imponer extracción de plusvalía absoluta en las unidades productivas y revertir la crisis económica con sobreexplotación del trabajo asalariado para beneplácito de los que cumulaban capitales.

Para ello se articuló una alianza socio-política entre el imperialismo, la burguesía tradicional y los sectores trujillista, que fueron los beneficiarios de esos 31 nefastos años.

Esa alianza dio sustento a la dictadura, se acumuló con creces, todos se beneficiaron aunque solo dirigía Trujillo, pero gobernaba para ellos.

El vil caudillo uso el poder estatal para acumular él, sus allegados y familiares, creando un nuevo núcleo burgués, que pronto marginó políticamente a la burguesía tradicional y en la década de los cuarenta adquirió los ingenios Yankees, desatando la ira de éstos.

El imperialismo respondió orquestando una alianza de mayor grado de compromisos políticos con los sectores tradicionales y empezaron a complotar contra Trujillo, ahora disfrazados de demócratas y liberales, y, clamando contra los desmanes de la dictadura.

La sedición tuvo éxitos en mayo de 1961. Con el magnicidio se abrió otra etapa histórica en la vida nacional, entre 1961 y 1965. Toda la confusión política de ese lapso se debió al accionar de la burguesía tradicional, el imperialismo y la nueva fracción trujillista descabezada, pero no liquidada, por quedarse con los resortes del poder estatal.

Las luchas de masas contra el Estado excluyente fueron encarnadas por el Movimiento Popular Dominicana (MPD), por el Partido Socialista Popular (PSP), el Movimiento Catorce de Junio (1J4), por el Partido Revolucionario Social Cristiano y la Unión Cívica; por los trabajadores y sus sindicatos y los estudiantes y sus organizaciones.

La vorágine de la lucha interburguesa por apropiarse del Estado se vio matizada por la emergencia de las masas populares interpelando a la sociedad por mayores espacios democráticos, lo que complicó de más en más el panorama, prolongó la crisis y culminó en la guerra popular constitucionalista y más tarde guerra antiimperialista.

En ese contexto surgen los liderazgos de Bosch y Balaguer, que representaban los bloques socio políticos enfrentados y, grosso modo, llenaron la vida política entre 1966 y 1996.

El país vivió doce años de terrorismo estatal, apoyado en toda su logística por el Estado norteamericanos, que veía todo lo político con el prisma de la Guerra Fría y la Doctrina de la Defensa Nacional. Cuando se creía que los espacios políticos post-Balaguer y Bosch serían cubiertos por instituciones y que el ejercicio político estaría signado por propuestas programáticas y el interés del Colectivo Nacional, emergen desde 2008, nuevos caudillos,uno de naturaleza neoliberal, pro imperialista y antinacional y otro pragmático, enfrentados con sórdidas virulencias, de cuyo accionar nada positivo hay que esperar como nuestra de sobra la historia nacional.

Ver galería (2)