Opinión

Celso por Radhamés

Celso por Radhamés

Los cuestionamientos, ciertos o no, a los funcionarios públicos, sobre todo cuando provienen de medios de mucha incidencia en la sociedad, son un motivo suficiente para que el Presidente de la República, en éste o en cualquier otro país, tome la decisión de destituirlo o de cambiarlo de posición.

En el caso que nos ocupa, el destituido ha sido uno de los funcionarios que, hasta hace poco, era considerado un modelo de eficiencia y transparencia en el desempeño de su cargo.

 Falta demostrar ahora si las faltas que se le imputan al ingeniero Radhamés Segura son, ciertamente, faltas punitivas.

La desgracia para nuestro país es que con la caída del ingeniero Segura,  momentáneamente, se pierden los servicios de un profesional que demostró capacidad, consistencia  y valentía, y que al frente de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, CDEEE, peleó hasta donde pudo con la amalgama de intereses que convergen en ese apetecido emporio.

El sustituto del ingeniero Radhamés Segura es el empresario Celso Marranzini, defensor a rajatabla  de su clase y un crítico acerbo de la gestión saliente.

Los empresarios han logrado lo que querían, desde que se inició el proceso de capitalización.

A partir de ahora, habrá menos obstáculos para que los derechos de transmisión de energía hidroeléctrica y todo lo demás, pasen a ser administrados  por el sector privado.

A Celso Marranzini hay que augurarle éxitos, porque el comercio, la industria y los usuarios no aguantan más.

Si el suministro de energía eléctrica se puede estabilizar, que es lo primero, y si las cobranzas se ajustan al consumo en cada caso y se despeja la cadena de comercialización del fluido, todos habremos ganado.

Particularmente, no quiero adelantar juicios.

Igual que muchos otros dominicanos, me asalta la duda.

Y esto se debe a que ha sido la privatización, con la complicidad del Estado, la gran culpable de la crisis mundial del capitalismo.

El capital criollo es inteligente y debe darse cuenta de que es muy peligroso ir al pozo con sed en demasía.

Ni el cambio de Celso por Radhamés, ni la cancelación masiva de empleados, son la respuesta a la crisis eléctrica.

La hemorragia hay que encontrarla entre los magnates que generan, compran y venden la energía, sean estos magnates nativos o extranjeros. 

El Nacional

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