Opinión

Centroamérica y RD

Centroamérica y RD

Orlando Gomez

Debido a la poca relevancia geopolítica de nuestro país, sus relaciones exteriores nunca han sido tema popular o de interés para los ciudadanos de a pie. Nuestra participación en diversos foros regionales como el CELAC, CARICOM, ALBA, entre otros, por lo general pasan sin pena ni gloria sin que de los mismos surjan iniciativas que llamen la atención a los ciudadanos ordinarios, que ven esas conferencias ir y venir sin resultados palpables. Sin embargo, no se puede decir lo mismo a lo que se percibe en los esfuerzos relativos al Sistema de Integración Centroamericana (SICA).

Desde que entráramos al DR-CAFTA el acercamiento diplomático y económico de República Dominicana con los países de Centroamérica ha sido interesante. Quizás como resultado del agotamiento de la paciencia diplomática de nuestro país con los países del Caribe, específicamente en el CARICOM y el Cariforo, desde el 2004 lucimos mucho más cercanos a Centroamérica como región, siendo la entrada como miembros oficial del SICA a partir del 2013 el más claro de esos movimientos.

El punto más crítico de integración regional suele ser el comercial, el cual en gran medida ya está cubierto por el DR-CAFTA, al cual pertenecen todos los países que integran SICA con excepción de Panamá y Belice, y que además está suplido por diversos acuerdos bilaterales de libre comercio, el Protocolo de Guatemala de Integración Económica Centroamericana y muy especialmente por el Banco Centroamericano de Integración Económica.

No obstante lo anterior, debemos estar conscientes sobre la incertidumbre que aún cuelga sobre estos esfuerzos de integración, la fortaleza de cualquier bloque que resulte de ello o incluso el interés de República Dominicana en expandir su participación en esas iniciativas. La historia del mismo Protocolo de Guatemala es evidencia de que las rencillas internas dentro del bloque centroamericano tienden a menoscabar el futuro de la integración y a dejar claro la falta de consensos.

Adicionalmente, y siendo francos, existe un desorden mayúsculo de iniciativas diplomáticas en la región que operan sin objetivos claros y que parecen sostenerse por la inercia, empezando por el PARLACEN, el Proyecto de Integración y Desarrollo Mesoamérica, hasta la Corte de Justicia Centroamericana, que existen sin siquiera un apoyo unificado del bloque centroamericano.

Si la República Dominicana está interesada en llevar adelante una integración con Centroamérica, y existe seriedad en las intenciones de sus aliados regionales para llevarla acabo, tendrá que abocarse profundamente en no solo ordenar el entramado legal alrededor de ella y reestructurarla, sino también definir claramente sus objetivos de mediano y largo plazo, para que las relaciones con esas naciones empiecen a fortalecerse en lo comercial, social y cultural al mismo ritmo en el que avance la iniciativa diplomática.

El Nacional

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