Opinión

Cepillo

Cepillo

Ernesto Guerrero

Con nostalgia recuerdo el primer auto en mi familia. Era un Volkswagen amarillo, que luego heredé al salir del bachillerato.

Subíamos hasta 10 pasajeros y en su interior ocurrieron mis primeras cuitas de amor,- desde luego también mi primer accidente automovilístico-. Infelizmente el modelo fue descontinuado y recientemente la fábrica tuvo pérdidas millonarias, por mentir sobre la emisión de gases en sus motores.

Un 26 de mayo, pero de 1938, el régimen nazi buscando impresionar al pueblo alemán, inaugura la fábrica de automóviles KFF-Wagens; Ferdinand Porche fue el diseñador del automóvil, que se convertiría en el más famoso y emblemático del pasado siglo; pero fue el propio Hitler quien lo modernizó, dándole un aire más deportivo. En los años cincuenta, alcanzó gran aceptación social.

El místico coche de dos puertas y motor trasero, es también conocido como escarabajo, beetle, mariquita, vocho y cepillo en nuestro país.

Al principio la gente les temía, ya que eran utilizados por el tenebroso Servicio de Inteligencia militar (SIM) pero luego, había tantas unidades que el juego de niños en la ciudad era contar cepillos.

Aunque nunca fue un “Camaro” era un ícono social de la cultura hippie; con el numero 53, se convirtió en estrella de cine de la serie “Herbie”; apareció en la famosa portada del álbum de los Beatles “Abey road”; fue favorito de los taxis en México; Leonel condujo uno antes de convertirse en “rey de la selva” y el expresidente Pepe Mujica no vende el suyo ni por un millón.

En 1978 el modelo clásico dejó de fabricarse en Alemania; Brasil continuó su producción hasta 1996, y México hasta el 2003. La última unidad producida se encuentra en el Museo de Volkswagen en Wolfsburgo, y otro de estos codiciados ejemplares fue obsequiado al Papa Juan Pablo II por concesionarios de la marca en México.

En 1994 la compañía sorteó una crisis financiera con una innovadora jornada laboral de 35 horas semanales y en 2015 fueron demandados por el falseamiento de los niveles de emisión de gases contaminantes, obligando a su presidente a dimitir. Mi cepillo se arruinó una madrugada de 1972, en una rotonda de la capital.

El Nacional

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