Opinión

 Chávez… y 8 de marzo

 Chávez… y 8 de marzo

Detengámonos en el reconocimiento a Chávez seguido del significado del 8 de marzo. No hay imagen capaz de resumir el orgullo de haber tenido a Chávez entre nosotros/as en este periodo de cambios promisorio; y no hay  frase capaz de expresar el dolor colectivo que provoca su ausencia física.

 Nos devuelve la alegría su obra, su siembra. Su intrépido y oportuno rescate de las ideas anticapitalistas y socialistas, temporalmente enterradas en la fosa común del capitalismo neoliberal y el derrumbe del muro de Berlín. Su hermosa rebeldía cimarrona articulada a irreverentes pobrerías masculinas y femeninas.

Más allá de este triste desenlace, posiblemente inducido, Chávez se queda con nosotros; inspirando este  ciclo de luchas por la segunda independencia, el renacer de las revoluciones, las nuevas democracias, los nuevos procesos socialistas y el protagonismo de nuestras mujeres.

El coronel Chávez, el comandante bolivariano, que como nuestro Francis Caamaño supo casarse con la gloria en un despliegue ejemplar de antiimperialismo, seguirá presente en esta pelea de alto vuelo.

Estados Unidos y las derechas habrán de reemprender sus planes sediciosos, mientras nosotros procuraremos convertir el dolor colectivo en represalia democrática apabullante.

Al recordar en este contexto de nuevo despegue del anticapitalismo el Día Internacional de la Mujer, recordé que el capital tiene todos los días del año y del mundo, que el patriarcado y el Vaticano también.

La mujer, por el contrario, tiene uno solo. Y no es casual. Como no lo es la violencia que la somete y martiriza. O la manera como la borran del lenguaje. O la forma como la sacan de la historia. O las normas que la reducen a instrumento de placer, material de cama y de cocina.

“Ni una más”, pero se desbordan los cadáveres por las costas del país. Hombre: “!n¡ ni una más!” Pero no se detienen con esas campañas los ríos de sangre femeninos…

Es que el producto tétrico tiene raíces endurecidas y el capital y el patriarcado se resisten a descubrirlas y arrancarlas, por todo lo que les sirven a su abusivo reinado.

La violencia contra la mujer responde a una relación de poder, a un estado de opresión, a una cultura de dominación y sobre-explotación, que la acompaña, alienta, reproduce y justifica.

El  gran capital y el milenario patriarcado, fundidos en placentera relación carnal, piensan que salvan su alma envilecida cediéndole un solo día a la más sufrida criatura del planeta. Y después… sus grandes beneficiarios suelen dormir satisfechos y  tranquilos, aplaudidos por sus medios repletos de aberraciones y mentiras.

Vale, pues, impulsar el nuevo socialismo.

El Nacional

La Voz de Todos