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Cinco parrafos

Cinco parrafos

1.- Sortear toda clase de problemas, no solo para mantenerse en pie, sino para ser cada vez más una verdadera opción de un conglomerado ávido de  superación, desarrollo, educación, salud, deporte, arte y cultura, no es nada fácil.

2.- Constituirse en opción sana, en esperanza de la gente de su entorno, supone luchar contra la corrupción, el analfabetismo, la delincuencia, dificultades y muchos otros males que son el pan de cada día en nuestra sociedad. Y hacerlo durante cincuenta años sin fallar, no es cualquier cosa.

3.- Asumir cada nuevo aniversario como un compromiso inquebrantable con la gente de su barrio, en particular y la sociedad, en sentido general, evitando quedar atrapado en el lienzo encantador de la festividad o regodearse en la plenitud y la justeza de los logros alcanzados, requiere de mucha entereza y una clara visión de la misión que está llamada a cumplir una institución.

4.- Esa ha sido la historia del club Mauricio Baéz durante su cincuenta años de existencia. Una constante lucha por mejorar la calidad del trabajo con la gente. Por crecer, avanzar en el enfrentamiento contra los males que amenazan el estado de derecho de  nuestra sociedad, por formar mejores hombres y mujeres para el país.

5.- Por el pasado de luchas, alegrías y sinsabores, por los incontables logros, me uno hoy al grupo de hombres (muchos de ellos héroes anónimos), que desde  1963 hasta la fecha han ofrendado sangre, sudor y lágrimas para hacer del club Mauricio Báez una institución modelo. A los que ya se fueron, a las nuevas generaciones que encabezan personas como  Saturnino Martínez y César Leonardo Heredia Guerra, y  a los que como los miembros fundadores Leo Corporán, Nelly Manuel Doñé y Rafael Pozo continúan en pie de lucha, me permito enmarcar entre las coordenadas del conocido poema del  dramaturgo  alemán, Bertolt Brecht, que reza:  “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles.”

El Nacional

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