¿Qué Pasa?

Cine y sociedad

Cine y sociedad

¿Qué hay de nuevo e interesante en ‘Fast And Furious 6’? Confieso que el sentido del humor que ha impregnado el director Justin Lin a este rocambolesco y ruidoso film, es oportuno y refrescante; y es sobre todo, lo único que permite sortear este apabullante, tedioso y extra largo aparataje visual sin que uno de estos súper veloces autos se nos quede atascado en el cerebro.

Es decir, hay un tono de parodia en referencia al a cultura popular cinematográfica, compuesto a base de una serie de chistes, incluyendo uno a costa de James Bond, de los cuales indulgentemente uno no puede dejar de esbozar una sonrisa.

Lo demás es un hueco, ridículo y grandilocuente desafío de todo principio de la física y la lógica que enardece y arrebata a la juventud de hoy.

Es tal el nivel de desproporción y desmadre que alcanza este film que ni siquiera la muerte tiene ya el respeto y el tratamiento debidos. Y no se trata en exclusivo de que Letty (Michelle Rodríguez) haya sido antojadiza y convenientemente regresada a la vida, después de haber muerto en el cuarto capitulo de la saga, no.

En general, hay tal desprecio y desparpajo por la muerte que aquí no sólo los carros saltan de un lugar a otro como si tal cosa, sino que los propios personajes vuelan por los aires y ‘aterrizan’ sobre cualquier cosa, y siguen ‘rodando’ impolutos, como si aquí no hubiera pasado nada.

¿Se imaginan ustedes que ahora se instituya como moda el eliminar y resucitar, a voluntad y capricho, personajes de esta y aquella saga? ¡Líbranos Señor, de semejante desaguisado!

En fin, aunque Don, Brian y todo el equipo está de vuelta –solo por el amor de Letty, pobrecitos– en este guión de una sola línea los personajes son tan acartonados y las situaciones tan patéticamente inverosímiles que todo el film es su conjunto se traduce en un gigantesco juego de video, del que uno por supuesto es sólo un espectador pasivo.

De todos modos, supongo que nada de esto importa mucho, si al final se consigue llenar las salas de cine, no? Y que conste, el director Lin sí que sabe coreografiar la vacuidad. ¡Nos vemos en Tokyo, mis amigos!

El Nacional

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