Los superhéroes mutantes, mejor conocidos dentro de la cultura pop contemporánea como X-Men, cumplieron en estos días 50 años de su aparición en el mercado.

Y mientras el mundo de hoy no es ni remotamente parecido a los agitados años sesenta, la incertidumbre y sed de justicia de muchos sigue siendo tan real y anhelante como lo fue entonces.

Así que, aunque nunca he seguido con particular interés a estos superhéroes con poderes especiales, debo admitir que dada la aceptación del publico en Estados Unidos y en otros países desarrollados de los llamados comics, y las ilimitadas oportunidades que por otro lado, ofrece el cine; todo indica que los X-Men y su legión de mutantes tienen aún un largo camino por recorrer.

Creados por el artista gráfico Jack Kirby a partir de una historieta y aquí nunca fue el diminutivo término mejor empleado escrita por Stan Lee, el primer grupo de mutantes ó X-Men (Cyclops, Marvel Girl, Beast, Angel y Iceman), nacieron como todo superhéroe con el propósito de luchar para salvar al mundo, pero bajo el estigma de ser temidos y hasta odiados por la misma gente que habían jurado proteger.

Tal vez por el aspecto extraño de estos caracteres, muy cercano al de un simple monstruo, o por su a veces irritable o excéntrica forma de asumir la tarea de defender a la humanidad, los X-Men crearon un nuevo perfil del superhéroe dentro del universo del comic, un tanto distante de la todopoderosa figura conocida hasta entonces.

Con el tiempo, estos mutantes cuya popularidad los llevó incluso a establecer record de venta del comic book, de la reactualización del X-Men # 1, a finales de los años ochenta, con 8 millones de copias vendidas; no solo se multiplicaron de tal manera que hoy en día sobrepasan los 60 caracteres, sino que sobre todo dieron exitosamente el salto a otros medios como la televisión y el cine.

Con la imprescindible ayuda de artistas gráficos como Dave Cockrum, John Byrne, Paul Smith y Jim Lee, quienes retomaron el trabajo.