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Hacksaw Ridge:  El regreso de Mel Gibson

No sé cuándo el director Mel Gibson conoció la historia de Desmond T. Doss. Pero una cosa sí es cierta; desde el momento que tuvo acceso a ella es casi seguro que se propuso algún día llevarla al cine, puesto que el relato contiene de forma preponderante los dos temas centrales de su filmografía: la religión y la violencia.

‘Hacksaw Ridge’ no es una biografía fílmica ni tampoco un amplio y detallado drama sobre la vida de Doss. Es la historia de uno de esos héroes anónimos que uno nunca ha oído hablar.

El relato, aunque toma su tiempo en introducir y desarrollar algunos de los personajes, lo cual indudablemente se aprecia y agradece, –en esta fase se encuentran los momentos más emotivos y dramáticos de la película– es básicamente la recreación del asalto y horrendo desenlace de la llamada Batalla de Okinawa durante la Segunda Guerra Mundial.

El papel jugado allí por DesmondDoss fue de tanto valor y transcendencia –se le acredita haber salvado unos 75 soldados –que no sólo lo llevó a los libros de historia, sino a convertirse en el primer objetor de conciencia en ganar la Medalla de Honor.

Por lo tanto, pese a que el guion recurre a uno que otro cliché y el director Gibson no puede ocultar su encanto y predicción por la violencia –hay una escena final con un Desmond rebautizado que ejemplifica a la perfección esta situación–; la historia de este personaje es inminentemente fascinante e interesante. Sorprende que no haya sido llevada al cine antes.

Criado en el estado de Virginia durante los años de la Gran Depresión Norteamericana, en un hogar adventista y con un padre alcohólico como consecuencia de los traumas causados por su participación en la Primera Guerra Mundial, Desmond decide seguir los pasos de su hermano y se enrola en el ejército con el propósito de servir como un médico.

Ahora bien, con lo que él no contaba era con la rigidez y estricta rigurosidad de la disciplina militar. Doss, además de que fue rechazado y vilipendiando por otros reclutas y el estamento militar en general; también, al negarse rotundamente a tocar y portar armas, se constituyó en un objetor de conciencia, y fue llevado a una corte marcial.

El Nacional

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