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‘Darkest Hour’: Un ejercicio de actuación
Darkest Hour es un ejercicio de actuación, y como tal es un film concebido para una minoría que a plenitud se identifica con él. Pero este no es, sin embargo, el único aspecto que define y determina la producción.
Como drama histórico que narra unos hechos acaecidos unos 80 años atrás, la película por demás recoge un momento de la vida de un personaje complejo, controversial y contradictorio que en aquella
coyuntura especial -los albores de la Segunda Guerra Mundial -no gozaba precisamente de muy buena estima en los círculos de poder en Londres, y con el cual, a simple y primera vista era casi imposible simpatizar.

Esa es la reacción natural de la nueva secretaria de Winston Churchill, Elizabeth Layton, al primer exabrupto del funcionario. Este, que es tal vez un personaje de ficción, interpretado con convicción por la actriz Lily James, sirve muy bien a los propósitos del director, como pie de amigo o muletilla, que
calmadamente contiene, a veces orienta y pone en perspectiva los impulsos y arrebatos del político.

Este personaje, en ese sentido, forma un complemente perfecto con el rol que juega la esposa de Churchill, Clemmie, en términos de redefinir propósitos y fortalezas. “Tu eres fuerte porque eres imperfecto”, le dice ella en un momento de duda.

Hay una clara analogía, por cierto, entre el personaje de Elizabeth y el espectador que va de una reacción inicial de desaprobación, asombro y hasta rechazo, al aplauso delirante.

Darkest Hour no es una biografía fílmica sobre Winston Churchill siquiera en el más remoto sentido del término.

La historia es bien simple y lineal. En esencia es una crónica del repentino ascenso de Winston Churchill
como primer ministro del gobierno inglés, y consecuentemente, de la lucha interna librada por éste, en el seno de su propio gabinete, para acometer con éxito su primera gran responsabilidad: rescatar más
de 300 mil soldados aliados que se encontraban a merced de los Nazis en la playa de Dunkirk.

Ahora bien, todo eso transcurre a la distancia y fuera de cámara, y por ello, en lo que el film se
concentra es en retratar las virtudes y defectos de un hombre -parecen ser más los últimos que los primeros- de explosivo temperamento y muy dado a los excesos que, sin embargo, supo elevarse por encima de las circunstancias del momento.

El Nacional

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