Editorial

Código Penal

Código Penal

La Cámara de Diputados ha convertido en ley el nuevo Código Penal, objeto de sustanciales modificaciones que incluyen la imposición del cúmulo de penas de hasta 60 años de prisión, elevar la pena máxima a 40 años de reclusión y el castigo severo por el crimen de feminicidio.

En el nuevo Código se tipifica las figuras de los crímenes horrendos, invasión y ocupación de tierras, el cuatrerismo y el sicariato, así como el empleo del “ácido del diablo”.

Entre las 82 modificaciones introducidas al Código Penal figura la exclusión de la prisión por difamación e injuria vertida fuera de los medios de comunicación y la aprobación del aborto cuando la vida de la madre corre peligro.

El nuevo Código, pendiente de promulgación por el Poder Ejecutivo, se orienta al endurecimiento del castigo, como ha sido elevar de 30 a 40 años la pena máxima e instaurar la figura del cúmulo de sanción hasta 60 años, pero ¿esa condición disuasiva ayudará a prevenir la comisión de muchos crímenes y delitos?.

Debe advertirse que por sí solo, ese instrumento jurídico no tendría mayor efectividad, si no se acompaña del diseño y aplicación de una política criminal que aglutine en una misma dirección a todos los actores que confluyen en la prevención, persecución y sanción de las infracciones penales.

Con frecuencia se atribuye el incremento de la delincuencia y la criminalidad a supuestas debilidades del Código Procesal Penal, sin llegar a reparar que los sistemas de persecución penal y administración de justicia adolecen de fallas institucionales y materiales que limitan su accionar.

Para prevenir y sancionar el crimen se requiere dotar al Ministerio Público del instrumental técnico y logístico para investigar con eficiencia las infracciones penales, y al servicio judicial de recursos materiales y humanos para garantizar sana administración de justicia.

El nuevo Código Penal se erige como un instrumento disuasivo y previsor que bien aplicado ayudará a combatir y sancionar el crimen y delito, para lo que se requiere también que la ley no sea en ningún escenario sustituida por burdas formas de impunidad, venalidad o prevaricación.

El Nacional

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