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Cójanlo

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Al por mayor y detalle

 

La inversión en que se ha incurrido para combatir el narcotráfico ha sido tan cuantiosa como polémica. Además de los Tucano, los equipos marítimos y el nuevo avión adquirido por el Gobierno, la cocaína y otras drogas fluyen al territorio, al menos según los sucesivos decomisos, con asombrosa frecuencia.

No pasa prácticamente un día sin que la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) no informe sobre la confiscación de un cargamento, que no se sabe cómo penetra, en algún punto del territorio.

La realidad es, sin que nadie se llame a engaño, que es muy suspicaz que el narcotráfico se las haya arreglado para evadir la introducción de cocaína u otras drogas por aire, mar y tierra.

Los 108 paquetes de cocaína ocupados en una zona inhóspita de la Loma del Curro, en Barahona, es el último cargamento confiscado en el territorio. El sábado en la misma provincia habían sido decomisados 20 kilos de cocaína y 77 pacas de marihuana. Los decomisos son alentadores.

Sin embargo, las autoridades tienen que examinar minuciosamente el mapa, así como su propia estructura, para detectar los puntos del territorio más vulnerables para el narcotráfico.

El Nacional

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