Contra estadísticas
Si no son proporcionados por ellos, hay funcionarios que no aceptan las estadísticas, sin importar que sean oficiales. Los casos más elocuentes son los de los ministros de Hacienda, Donald Guerrero, quien cuestionó las cifras de Oxfam sobre la supuesta malversación de más de 90 mil millones de pesos en corrupción, clientelismo y duplicidades de funciones; y de Economía, Isidoro Santana, al objetar los datos acerca del déficit habitacional.
La directora de Oxfam, Rosa Cañete, aclaró que el estudio refutado por Guerrero no fue más que un cotejo de las propias informaciones oficiales.
Y en cuanto al problema de la vivienda, el ministro de Economía rechazó que en el país haya un déficit cuantitativo de 281 mil unidades, y cualitativo o que necesitan reparación o servicios básicos de 509 mil. Tras protestar por la difusión de las cifras, no precisó cuál es la realidad del sector.
Tras descalificar el método, anunció un equipo técnico para medir el déficit conforme a un sistema apropiado a las condiciones del país, pero ajustado a los estándares internacionales.
Las reacciones evidencian que salvo sus propias estadísticas o aquellas que les resulten complacientes hay funcionarios que no aceptan ni siquiera un cotejo de las cifras oficiales.
