El canciller dominicano Miguel Vargas y su homólogo chino Wang Yi muestran el documento suscrito entre RD y China en que establecen relaciones diplomáticas.
Intriga molestia.-
Estados Unidos no ha tenido la misma reacción frente a las relaciones con China establecidas por otras naciones como la observada en el caso dominicano.
Desde que el 30 de abril se anunció la ruptura con Taiwán, Washington ha cuestionado la decisión, no por el paso en sí, sino, como alega, por la manera.
Para despejar conjeturas es importante que Estados Unidos aclare a qué se refiere, toda vez que puede sospecharse que el país incurrió en la violación de algún protocolo. O simplemente que Washington está molesto por la influencia en la región que darían a China los nexos diplomáticos con República Dominicana.
Si Estados Unidos no hace la aclaración de manera voluntaria, el Gobierno debería reclamársela para despejar las dudas que dejan los cuestionamientos.
Los estadounidenses se han mostrado tan poco diplomáticos que en pleno Palacio Nacional el encargado de negocios, Robert Copley, reiteró que su preocupación por las relaciones del país con China ha sido por la “manera y el momento”. Ante tan incisiva reiteración intriga saber qué tiene de particular para Estados Unidos la decisión de las autoridades dominicanas.
