Opinión

Colombia y Venezuela

Colombia y Venezuela

Una gran conflagración en Sudamérica parece requerir, apenas, un   detonante.  Un suceso similar al que desató la Primera Guerra Mundial sería más que suficiente.  El asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y su esposa, Sofía Chotek, en Sarajevo, el 28 de junio de 1914 pudo haber pasado como un hecho trascendente apenas en Europa, pero marcó el inicio de  un cruento enfrentamiento que costó la vida a más de 14 millones de personas. Guerra que resumía en ella misma toda suerte de confusiones y el mayor desastre diplomático registrado hasta entonces.

El propio presidente Hugo Chávez se ha encargado de estimular las contradicciones. «Soplan vientos de guerra en Sudamérica», ha dicho repetidas veces. Sus vecinos al sur lo acusan de estar incitando un  enfrentamiento de enormes consecuencias. Responsabilizan a Chávez y al presidente Rafael Correa, de Ecuador, de promover  la reactivación de la FARC.

Colombia ha anunciado la instalación de siete bases norteamericanas en su territorio, lo cual considera como una decisión legítima y legal. Ha decidido, en ese orden, poner fin a  sus dos grandes tragedias, a saber, el narcotráfico y el terrorismo,  para lo cual han apelado a los Estados Unidos.

Venezuela dispuso el retiro de su delegación en Bogotá. Crecen las tensiones  entre ambos, involucrando sentimientos patrios con la más arriesgada exaltación de sus habitantes. El ingrediente religioso, presente en otros conflictos,  afortunadamente se mantiene distante en este momento.

No así el fanatismo, elemento tan nocivo como explosivo. Suele ocultarse detrás del patriotismo, el proteccionismo y la defensa de  los intereses nacionales.  Así las cosas, hay que destacar la falta de prudencia por parte de Chávez. Igual, la tenacidad se nos presenta como la otra cara de la moneda con la que juega el presidente Álvaro Uribe frente a su homólogo venezolano. Una pizca de sentido común y buen humor les vendría muy bien a ambos, sin tener que despojarse de sus “gallardas” posiciones.

Las economías sudamericanas están en conflicto, como en todo el planeta. Por tanto, las de estas dos naciones se encuentran sujetas a los cambios empujados por la crisis.  De manera, que cualquier paso  se presta fácilmente a  malas interpretaciones. No es difícil ver agresión donde no la hay.  Un bloqueo tácito y una guerra no declarada parecen acentuar la tónica de un conflicto a punto de estallar.

El Nacional

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