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Comercio macabro

Comercio macabro

Revelan tétrica venta de restos humanos en el Cristo Redentor
La profanación de tumbas se hace para la venta de las osamentas o partes de éstas, sin que las autoridades actúen

 

El cementerio Cristo Redentor, que en mayo pasado cumplió 40 años, se ha convertido en el centro de un macabro comercio de osamentas humanas, que ha propiciado la profanación, destrucción y saqueo de centenares de tumbas y nichos, sin que ninguna autoridad intervenga.

Este camposanto, de 3,880 metros cuadrados, ubicado al oeste del Distrito Nacional, en el sector de Pantoja, es uno de los lugares más peligrosos, por el elevado número de robos y atracos a mano armada, violaciones sexuales y otros crímenes que se cometen dentro de su perímetro.

Pese a que tiene casi cuatro kilómetros cuadrados, el Cristo Redentor era cuidado hace unos días sólo por tres policías municipales del cabildo del Distrito Nacional, los cuales no portaban ningún tipo de armas.

El macabro comercio no se limita al robo de esqueletos, sino que se extiende también a la sustracción de ataúdes, velas, flores, cruces, maceteros, tarjas, lápidas, vitrales, candados, cadenas, puertas y ventanas de los nichos.

Robo de cadáveres

La profanación de tumbas tiene como objetivo primordial el robo de osamentas, que son de mucha demanda entre los estudiantes de las 12 universidades que imparten la carrera de medicina en el país, de 41 que hay.

Para cursar la materia de anatomía en los dos primeros años de la carrera de medicina, los estudiantes deben tener un esqueleto para realizar sus estudios y prácticas.

Debido al lento proceso de certificación y entrega de cadáveres de parte de las autoridades de Salud Pública, muchos de los 39 mil estudiantes de medicina se las ingenian para adquirir osamentas al margen de los procedimientos legales.

Un obrero del cementerio Cristo Redentor, que pidió no ser identificado ni fotografiado, reveló que un cadáver completo cuesta entre 10 y 20 mil pesos, según la urgencia del comprador.

Asimismo, que un cráneo cuesta entre 5 mil y 3.500 pesos; un fémur entre 2,000 y 2,500; tibia y peroné, cúbito y radio igual precio y un pie completo entre 2,000 y 3,000.

Muchos estudiantes de medicina prefieren pagar diez y quince mil pesos por un esqueleto completo, con lo cual se libran de tener que adquirir osamentas cada vez que requieren algún tipo de hueso.

De dónde provienen

Las osamentas que las autoridades entregan a los estudiantes de medicina provienen de personas que nunca fueron identificadas o que sus familiares no reclamaron.

También, de los osarios existentes en los cementerios, donde son llevados los esqueletos de las personas sepultadas en tumbas que han sido abandonadas.

Uno de los requisitos para la entrega de los huesos es que tengan más de cinco años de haber sido sepultados los restos.

¿Quién vende?

Los estudiantes de medicina deben hacerse expedir una certificación por la universidad en la que estudian y luego acudir al Ministerio de Salud Pública, para que los esqueletos y osamentas les sean entregados.

Como no hay suficientes esqueletos para repartir a las universidades que imparten la carrera de medicina, los estudiantes deben esperar por turno, por lo cual se exponen a repetir la materia de anatomía.

Ante esa situación acuden al ilegal comercio de huesos humanos donde los vendedores obtienen las osamentas profanando y violentando tumbas particulares.

Para violentar las tumbas utilizan picos y palas, gatos hidráulicos, patas de cabra, cizallas y otros artefactos, con los cuales levantan las tapas de los nichos y destruyen las paredes laterales.

Los profanadores de tumba operan de noche, aprovechando la falta de vigilancia y de iluminación de los cementerios.

En el Cristo Redentor la profanación es más fácil debido a que una gran cantidad de viviendas fueron construidas al lado de la verja perimetral del camposanto.

Muchas personas logran entrar subrepticiamente a este camposanto a cualquier hora, únicamente saltando sobre la verja en la parte de atrás.

El Nacional

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