Opinión

Comida y medicina

Comida  y medicina

La venta de medicinas adulteradas no es solo uno de los grandes negocios aquí y en muchas partes, sino uno de los grandes crímenes. A pesar de todas las acciones que se han anunciado y adoptado, acabar con una práctica que atenta contra la vida de cientos de miles de personas que consumen fármacos para la hipertensión, diabetes, dolores de cabeza y muchos otros males ha resultado una tarea infructuosa. Son muchos los casos en que los médicos cambian los medicamentos a pacientes que no experimentan mejoría o agravan su estado de salud con los que consumen, sin detenerse siquiera por curiosidad a examinar los componentes.

Pero si la venta de fármacos que dañan la salud es alarmante, hay que decir lo mismo de muchos alimentos. Y no precisamente de los que se expenden al aire libre, que se preparan sin observar requisitos sanitarios, sino de otros, como se ha denunciado con una leche al granel, que se distribuyen como si fueran beneficioso para el consumo humano.

Exhortar a los usuarios a abstenerse de adquirir productos sin garantías resulta muy fácil. Lo difícil es evitar que gente que carece de mayor poder adquisitivo o conocimiento adquiera medicamentos y alimentos que no ofrecen mayores garantías para una subsistencia de por sí precaria.
Son las autoridades las que tienen que actuar para proteger a los consumidores. Pero no solo con el decomiso de los productos no aptos para el consumo, sino apresando y sometiendo a la justicia a los responsables de la venta de alimentos que no cumplan los requisitos sanitarios.

Es inaudito, para citar un caso, que el mercado, según el presidente de la Asociación de Productores de Leche (Aproleche), Erick Rivero, haya vuelto a ser inundado del alimento en polvo sin que se hayan tomado las debidas previsiones, al menos que se sepa, después que el año pasado la importación y venta fueron prohibidas por las autoridades.
Las advertencias no han faltado, pero las acciones legales brillan por ausencia.

El comercio ilícito de una leche importada al granel que por demás contiene, según las autoridades, sustancias dañinas para la salud, representa una burla para entidades públicas como Proconsumidor, toda vez que su directora señaló en una ocasión que ningún comerciante puede ignorar que la ley, a propósito de las prohibiciones, es de cumplimiento obligatorio para todo el mundo.

Con los medicamentos adulterados, que enferman en lugar de sanar, y alimentos como la leche importada al granel sin observarse las normas sanitarias se necesitan controles más rigurosos para proteger a los consumidores. sobre advertir que por las consecuencias las acciones son más que necesarias tanto ahora como en cualquier otro momento.

El Nacional

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