El mercado de petróleo está inmerso en uno de los momentos más inestables de su historia, comparable quizás sólo con la crisis de rehenes en Irán. El abusivo cartel de países productores está determinado a manipular los precios a su favor, ajeno a las negativas repercusiones en una muy deprimida economía global. República Dominicana, o mejor dicho, cada uno de nosotros los consumidores de cualquier tipo de bien o servicio, vamos a sufrir directamente las consecuencias.
La realidad es que los precios bajos actuales del petróleo son insostenibles, y necesariamente van a subir de nuevo, independientemente de la disminución en las proyecciones futuras del aumento de la demanda. La realidad es que, contrario a lo que se dice, la demanda no ha decrecido aún, esta ha desacelerado su crecimiento, que son cosas muy distintas.
Olviden esos disparates de bombillos de bajo consumo, o suspender el uso de vehículos públicos los fines de semana y demás ridiculeces que no representan ni un cosquilleo en la presión económica que significa el petróleo para nuestro país, y los combustibles alternativos están todavía muy distantes para servir de algo en lo inmediato.
Mucho se ha insultado y demonizado la economía de casino que pocos de sus detractores ni siquiera comprenden. Pero eso que tanto adoran insultar, es hoy lo que más nos podría beneficiar. Por favor presten atención y no se dejen nublar la visión por mezquinos dogmas ideológicos.
El precio del petróleo se fija siempre a futuro. Este puede ser comprado para entrega al mes que viene hasta todos los años que usted desee negociar. El petróleo que se negocia hoy, es el que se consume el mes que viene, o el de arriba, o el de un año o el de dentro de diez años.
La República Dominicana consume cerca de 120,000 barriles diarios del oro negro, lo que equivale a casi 44 millones de barriles de petróleo al año. Al precio actual de unos $40 dólares el barril, los contratos de todo el año (cuyos precios varían dependiendo del mes, pero la diferencia por lo general puede ser despreciable) nos cuestan 1,760 millones de dólares.
La ventaja que ofrece el mercado, es que sólo es necesario pagar 6% del precio al momento de firmar el contrato. Si nuestro país se programa para comprar todo el petróleo que pudiere necesitar por cinco años (tiempo razonable para planificar y ajustar la economía a los altos precios) al precio actual, todo tendría un costo final de más de 8 mil millones de dólares. Pero sólo tendríamos que pagar hoy un poco más de 500 millones para asegurarlo, y se paga el restante con el tiempo.
El costo del financiamiento de esos 500 millones y el costo final de 8 mil millones de todos los contratos por cinco años es nada a lo que va a ocurrir cuando el precio vuelva al nivel de entre 100 y 120 dólares por barril, que pondrían el costo de nuestro petróleo por encima de 24 mil millones en cinco años. Se ha gastado dinero y se han tomado préstamos para pendejadas menos necesarias, como en todo lo que se gastaron los bonos soberanos, por ejemplo. Este es el momento de actuar rápido, aprovechar la oportunidad, proteger nuestra economía y ahorrarnos desde ya 16 mil millones de dólares, que podrán ser invertidos en cosas más productivas.
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