Dos mujeres que coincidencialmente llevan el mismo nombre, son las responsables de dos instituciones del Estado, que rinden un servicio fuera de lo ordinario, porque sus titulares decidieron hace mucho cumplir con su deber, en medio de una maraña de intereses de todo tipo y a las que probablemente no les conviene ni el funcionamiento actual de Instituto de Defensa de los Derechos del Consumidor y el Servicio Nacional de Salud.

Proconsumidor y Senasa operan como entidades modelo de servicio y cumplimiento de su deber, acometido con valentía femenina y transparencia, con fallos en uno que otro momento (generalmente estimulados desde fuera para que se eche a perder la labor institucional que se ejecuta desde ellos).

Altagracia Paulino y Altagracia Guzmán han cabalgado por encima de dificultades y obstrucciones, han enfrentado con persistencia las resistencias, sabiendo que ambas tocan intereses del más variado tipo, incluso a veces contando con el desaliento o el desinterés de organismos del Estado que no han entendido el papel de estas dos mujeres, a pesar de sus resultados en servicio.

Proconsumidor merece todo el apoyo posible (este fin de semana está celebrando el II Congreso de Organizaciones de Consumidores, que ha terminado con un importante documento respaldando la institución.

Senasa, por su parte, arrastra un déficit que se le quiere enrostrar, pero sin tomar en cuenta que es la única ARS a la que le han endosado más de un millón de usuarios subsidiados que nadie más aceptaría por el costo elevadísimo de una masa irredenta y sin recursos a la cual darle garantía del servicio de salud.

A las dos Altagracias. lo que hay que hacerles es un homenaje.