Opinión

Como cada  Domingo 

Como cada  Domingo 

Con la partida de Freddy Beras, todos los hogares  dominicanos sienten que ha muerto una parte de si mismos.

Pero hay esperanza Freddy se queda.

Se queda aquí.

Permanece con su sonrisa y su carcajada.

Sigue con la independencia y rebeldía social que expresaba cuando protestaba voz en cuello y lágrimas en los ojos, contra toda injusticia indescriptible.

Pidió, el 18 de junio pasado, por medio de la red Twitter,  que – cuando se fuera- se le recordara siempre con una sonrisa.

Su nombre no debe ser asociado jamás ni al dolor ni al Luto

Freddy Beras pasa ahora a acompañarnos de otra forma.

Cuando una persona que ha hecho tanto bien, a lo largo de toda su vida, su existencia continua entre la gente no solo por la gratitud del recuerdo  sino por el desafío del ejemplo.

Sigue con esa extraña actitud de generosidad para apoyar los nuevos talentos.

Sigue a nuestro lado con cada buena acción a favor de la niñez que padece problemas de salud, a partir de lo que ha sido el gran proyecto Corazones Unidos.

Don Freddy Beras Goico entregó su vida al servicio, la verdad y el arte popular en muchas de las expresiones en las cuales queda para la historia como la principal personalidad dominicana.

Freddy Beras queda ahora consagrado como un referente de ideales y servicio, entrega a los menos pudientes, militancia a favor de la libertad, incluso tomando las armas por la constitucionalidad en 1965, y nos arroja a la cara el desafío de ser como él.

Fui parte de su equipo de producción de El Gordo de la Semana y me puedo afirmar que  su exigencia rigurosa del cumplimiento del trabajo y el horario, comenzando con la autoexigencia para son  él mismo.

Freddy era un maestro.

Un maestro de cada día.

Decimero.

Guionista.

Cantante.

Actor.

Productor.

Presentador con una gran habilidad para manejarse con

Siento que debemos recordarlo, reforzando el camino que ha trazado.

Nunca estamos preparados para una muerte.

Y menos para la partida de una persona tan singular, valiosa  e inolvidable.

Fue responsable de millones de horas de alegría.

El Nacional

La Voz de Todos