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Como cada Domingo

Como cada Domingo

¿Sociedad invertida?

 

¿Será que es un sueño imaginado en el cual la ciudadanía agredida por la agresión de los poderosos sistemas de sonido de los muchachos que decidieron el camino de auto-destruir sus sistemas auditivos y, de paso, los del resto de la gente, y ahora se siente tan pagados de si mismos que han iniciado una campaña publicitaria, del estilo de las causas más nobles, para lograr una ley que les permita agredir vecindarios, y comunidades, con el estruendo de su música, generalmente de pobrísima calidad textual y rítmica, colocar anuncios con ridículos jueguitos de palabra en pobrísimas del estilo del maestro Yaqui Núñez del Risco, para impulsar frente al poder legislativo, una estructura que les garantice total impunidad frente a lo que hacen y, de paso, asegurar las ventas de los aparatos de sonido a fin de lucrar a los comerciantes de auto-adornos?

De no ser porque es rigurosamente cierto, cualquiera piensa que se trata de un sueño.

De no ser porque se exhiben sin vergüenza alguna los nombres de asociaciones comerciales, que buscan únicamente vender bocinas y sistemas auditivos de alto poder, y porque aparece, un “Comando Audio”, de no ser porque han querido asaltar la opinión pública con anuncios cada 21 minutos en la estación radial de más influencia, uno podría pensar que es no es cierto.

Nadie les prohíbe a los chicos de los musicones que pongan todo el “power” que resistan sus presupuestos para escuchar toda la basura que ponen. Ese no es el punto. Si usted se quiere quedar sordo, es su derecho. Cómprese buenos audífonos profesionales y dele a todo volumen para escuchar su basura. O marche a la orilla del mar o a lo profundo del bosque. Y llámele “zona de tolerancia”. Ensordézcase con todo su derecho.

El centro del asunto es que nadie tiene derecho a obligar a otros a escuchar su música. Nadie. Pero no me obligue a oír su basura.

No viole el derecho a mi tranquilidad. ¿Qué parte de eso es la que no entienden las autoridades a las que están apelando?

Los simples ciudadanos, los agrupados en juntas de vecinos, los que tenemos que sufrir esa agresión, los que tenemos que estar llamando a 911 para nos permitan dormir o trabajar, esos, debemos tener quien nos defienda.

¿Tenemos autoridades para santificar ese despropósito? Las victimas No podemos pagar cuñas radiales.