Opinión

¡Cómo se burlan!

¡Cómo se burlan!

Pueblo pendejo y pobre que camina descalzo y casi desnudo con su ignorancia a cuestas como un fardo ignominioso del que no ha podido zafarse nunca. Cómo se burlan los de arriba, los que lo han condenado a esa miseria, no solo material, sino espiritual. Cómo lo envilecen con las migajas de la corrupción y la impunidad que garantizan riquezas asociadas a la falta de justicia.

Lo ocurrido con el caso Loma Miranda es una muestra, entre tantas otras, de la burla a un pueblo enajenado, incapaz de reaccionar ante tanto abuso, ante tanto despropósito y ante tanta falta de respeto.

Pueblo pendejo y pobre que corre tras una moneda sucia del fango del desfalco público, en tiempos de campaña, para elegir y reelegir perversos depredadores, usureros del progreso, truhanes de saco y corbata, malolientes.

Los mismos senadores que aprobaron la ley que convierte a Loma Miranda en Parque Nacional, son los mismos que, desvergonzadamente, sin respeto por ellos mismos ni por el país o las comunidades que los eligieron, votaron en contra ante el llamado del presidente Danilo Medina.

Decir si, primero, convencidos de que la ley aprobada es buena, y luego, sin ningún dejo de vergüenza, arrodillados, decir no. El primer poder del Estado subordinado miserablemente ante el poder Ejecutivo. Como dijera el poeta, “país inverosímil”, caricatura de un pasado que nunca se ha ido.

El presidente Medina jugando con su pueblo, vendiéndole sueños y esperanza de redención dando saltos en riachuelos contaminados, pero abrazado al gran capital nacional y extranjero, defensor a rajatablas de sus intereses estratégicos. Bufón de la oligarquía y de las multinacionales, sin importarle que la banda presidencial se convierta en un símbolo de muerte.

Como se burlan del pueblo los rufianes de la política, convencidos de que este pueblo, pendejo y pobre, no saldrá de su madriguera a reclamar su espacio en cielo abierto enfrentando a los malvados que lo mantiene sepultado en el ostracismo.

Ahora hablan de “garantía jurídica”. Pero solo para las mineras, para los que contaminan nuestros ríos, talan nuestros bosques, queman la tierra, explotan y extraen nuestro oro, nuestra plata y nuestra bauxita. “Garantía jurídica” para los de arriba, para los grandes capitalistas.

“Garantía jurídica” para los pillos corruptos del partido y del gobierno oficial. Para ellos no hay cárceles porque gozan de “garantía jurídica”.

¿Y la “garantía jurídica” del pueblo, quién la garantiza?

¿En qué lugar los jefes policiales, los fiscales y los jueces meten la “garantía jurídica” de los jóvenes que todos los días, investidos por la miseria y la ignorancia, mueren en intercambios de disparos? Para ellos, pobres entres pobres, no hay garantía jurídica.

El Nacional

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