Opinión

Con Guido

Con Guido

No estaba en mis planes ir a votar  hoy, ni ningún otro día que no fuera el 16 de mayo del 2012 siempre y cuando el candidato fuera Hipólito Mejía. Pero me levanté temprano –más de la cuenta para un domingo- y decidí votar en un intento por salvar –si aún hay tiempo- al PRD, la más vieja y democrática organización política del país. Pretendo derrotar el miedo, el chantaje, la extorsión, el fraude electoral, la falta de principios, la represión, el neoliberalismo, el negocio, la fuerza bruta, el atropello, los acuerdos de aposento y hasta de letrina.

Contribuiré a darle al PRD la ideología socialdemócrata que nos legó Peña Gómez, retomar el papel de oposición dura y firme, sin vacilaciones en busca de contratos grado a grado. Una oposición para volver al poder.

Con mi voto contribuiré a que el PRD se coloque más a la izquierda, acorde con lo que  pasa en América Latina y el mundo. No quiero al PRD  lejos de las causas populares.

  Con mi voto, evitaré que el PRD continúe alejándose de los pobres y de la clase media.  Salvarlo de la traición y el engaño, de la mentira y la demagogia, de los farsantes, oportunistas, chaqueteros, y de los empresarios de la política, de los que piensan que todo se compra y se vende.

Mi voto es un acto de dignidad y decoro; un gesto inquebrantable de independencia y de arrojo, una muestra de amor hacía el partido de Peña Gómez, el partido que enfrentó el golpe de Estado contra Juan Bosch, el partido que llamó al pueblo a las calles a enfrentar con las armas la represión política y la barbarie; el partido que enfrentó a las tropas yanquis; el partido de la democracia y de la libertad.

Con mi voto, intento colocar al PRD en condiciones de volver al poder. Al poder no se regresa con pactos secretos con el gobierno ni convirtiendo al PRD en una empresa privada. No se alcanza el poder llevándose al PRD a la Novia de Villa ni a un edificio de lujo. No es cierto que el presidente Leonel Fernández le haya entregado el poder a nadie en el PRD, como se ha dicho. El poder no se regala, se arrebata.

Con mi voto de hoy, hago un esfuerzo –uno de los últimos- por salvar al PRD. Claro, y por salvar al país. Por eso he votado por Guido Gómez a la secretaria general  y por Tony Peña como secretario de organización. También  por los vicepresidentes y subsecretarios generales que tienen las mismas aspiraciones que yo. Como pueden imaginar, Le he dicho no al plebiscito. Es decir, no a Miguel Vargas. O sea, no al nuevo PRD.

El Nacional

La Voz de Todos