Opinión

¿Con qué derecho?

¿Con qué derecho?

Estados Unidos dice que no rechaza la posibilidad de invadir militarmente a Venezuela para derrocar al presidente Nicolás Maduro, que, le guste o no, es el resultado del voto popular.
La pregunta es: ¿Con qué derecho?

¿Con qué derecho Estados Unidos decide qué gobierno es bueno o es malo, quién debe estar en el poder y quién no; cuándo un presidente debe ser derrocado y luego asesinado?

¿Con qué derecho auspició un golpe de Estado en Chile y la instauración de una dictadura como la de Pinochet que asesinó a cientos de miles de personas? ¿Con qué derecho impuso o respaldó los regímenes de Pérez Jiménez, Batista, Trujillo, Somoza, Duvalier, Videla, Noriega, Rojas Pinilla, Stroessner, entre muchos otros?

¿Quién nombró a Estados Unidos dueño de Latinoamérica?
La historia de América Latina es la historia del robo y el saqueo de sus riquezas renovables y no renovables para enriquecer y desarrollar las grandes potencias, como lo dijeran Eduardo Galeano en “Las Venas Abiertas de América Latina” y Juan Bosch en “De Cristóbal Colón a Fidel Castro”, entre otros autores.

España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, principalmente, pelearon y se disputaron durante siglos las riquezas andinas y caribeñas dejando a su paso miseria y desolación. Como dijera Neruda, “enarbolando a Cristo con su Cruz los garrotazos eran argumentos tan poderoso, que los indios vivos se convirtieron en cristianos muertos”.

Estados Unidos hace mucho enarboló la Doctrina Monroe, “América para los Americanos” atribuida al presidente James Monroe en 1823. En verdad quiso decir, “América para los norteamericanos”, o sea, para los estadounidenses, como dijo el poeta.

Desde antes y desde entonces, América Latina es el “traspatio” de Estados Unidos. Cada pulgada de nuestro territorio le pertenece, cada ser humano nacido en estas tierras está bajo su dominio.

En nombre de la “democracia” y la “libertad” han invadido y asesinado nuestros países cuantas veces han querido, convirtiéndolos en colonias con presidentes títeres que responden a sus mandatos.

La autodeterminación de los pueblos decretada por las Naciones Unidas es una verdad cuando le conviene a Estados Unidos, pero una mentira cuando va en contra de sus intereses. (La ONU, por ejemplo, rechazó el bloqueo económico contra Cuba decenas de veces al igual que decretó el Estado Palestino, pero el coloso del Norte no lo acató nunca).

En una carta del 5 de agosto de 1829 Simón Bolívar resumió lo que nos ha pasado durante siglos. El libertador escribió: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad”.

El Nacional

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