Opinión

Con valor espartano

Con valor espartano

En Esparta se consideraba el valor como la máxima de las virtudes y la cobardía como el mayor de los vicios.

Ese valor inculcado en los jóvenes guerreros fue lo que le permitió ser el pueblo más respetado de toda Grecia, con leyendas que sobrepasaron al paso del tiempo.

Así pues, la valentía implica ser consciente del riesgo, ya sea físico, psicológico o moral. Sin esa sensación de peligro, riesgo o vulnerabilidad, no hay valor en un acto. El valor implica el dominio del miedo, y no el hecho de no tener miedo.

En el caso nuestro, el presidente Danilo Medina, tuvo que revestirse de valor espartano para decir a la sociedad que la ley que declaraba Loma Miranda como parque nacional no era viable en este momento para el país.

El mandatario dijo las verdades que otros, por temores a perder popularidad, hicieron causa común con sectores cuyo único papel en la sociedad ha sido tradicionalmente oponerse a todo. A veces sin manejar con criterio científico el tema de que se trate.

Ellos saben que Dios creó los recursos naturales y dotó a los humanos de la sabiduría necesaria para que aprendieran hacer uso racional y responsable de ellos. De modo que hombre y naturaleza pueden convivir sin que uno tenga que extinguir al otro.

Sin embargo, ese no es el caso de Loma Miranda, ya que por el momento todos los sectores de la sociedad coinciden en que no debe explotarse, y así lo hace saber el presidente Danilo Medina en su justificación a la observación a ley que convertiría esa zona en parque nacional.

Los ambientalistas saben que declarar una zona parque nacional es una acción que debe cumplir con parámetros técnicos superiores a los sentimientos políticos y criterios de oportunidad, que fue lo que reinó en esta ocasión.

De modo que los movimientos de protestas que han desatado la decisión del Poder Ejecutivo se podrían convertir en elemento de perturbación a la paz social, la seguridad pública y la estabilidad del aparato productivo nacional.

Esto es, sin mencionar los daños que podrían provocar a la inversión extranjera. Los dominicanos no debemos olvidar que en el país las inversiones más importantes son foráneas, ya que a lo interno tenemos una clase empresarial tímida en esos menesteres.

El Nacional

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