Opinión

Conflictos de interés

Conflictos de interés

Se entiende por un conflicto de interés a las circunstancias que generan un riesgo en el juicio o las acciones profesionales de una o varias personas donde un interés primario se puede ver impactado de manera inapropiada por un interés secundario.

La existencia de un conflicto de interés no supone en si misma una acción inadecuada o ilegal, pero por razones obvias de carácter ético y en muchos casos legal, desde las leyes nacionales hasta los códigos de ética y conducta en instituciones privadas tienden a establecer estrictas normas para prevenirlos.

Para profesiones tales como el derecho, las finanzas, la contabilidad, el periodismo y hasta en la medicina, el manejo de conflictos de interés es parte esencial del ejercicio. Los abogados conocemos las figuras de la inhibición y la recusación de los jueces como procedimientos fundamentales para enfrentar los conflictos de interés en los tribunales.

A su vez los que viven en el mundo de las finanzas no solo están familiarizados con las operaciones prohibidas por normativa debido a potenciales conflictos de interés (“insider trading” siendo una de las figuras más clásicas), sino que conocen muy bien las cláusulas en sus contratos financieros que obligan a las partes a no exponerse a estos en el curso de las operaciones.

Si bien la existencia de un conflicto de interés no implica en si la ocurrencia de un acto imprudente o ilegal, tanto en la ética como en las disposiciones legales relativas a estos, se pide a los individuos a abstenerse de participar en circunstancias donde distintos intereses personales pudieran quedar encontrados.

Cuando un investigador en el curso de su trabajo detecta que ciertos hechos, actos o personas relacionados al objeto de su investigación tienen o han tenido alguna relación material con su persona, su posición o hayan sido incididos de manera directa o indirecta por sus decisiones o participación en la toma de decisiones, lo éticamente correcto es que el investigador informe la situación y ceda su posición, con la esperanza de que su sustituto sea neutral. Esto no solo preserva la integridad de los resultados de la investigación, sino que eleva la posición del investigador.

La enseñanza de ética y el manejo de conflictos de interés en la educación primaria, secundaria y superior en nuestro país nunca me ha parecido el más adecuado.

Personalmente, en mi alma mater, la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra, entiendo que la educación que recibí al respecto hace ya más de 10 años pudo haber sido mejor, y en gran parte lo que he aprendido sobre el tema ha resultado de la educación recibida de mis padres y mi ejercicio profesional. No obstante lo anterior entiendo que algunas cosas simplemente se caen de la mata.

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