Opinión

Confusión

Confusión

Es un asunto de tolerancia.  Eso dicen. Hay que respetar la diversidad cultural.  También eso dicen. Pero en las tierras del islam se prohíben por mandato divino los actos que no cumplen con el mandato de Alá y su Profeta Mahoma y que se condenan de una u otra manera dependiendo del territorio o de las interpretaciones de los “jueces” del sistema coránico.

Marte Dalelv, arquitecta trabajando en una empresa sueca en los Emiratos, se le ocurrió la brillante idea de denunciar, en lo que se supone es una comisaria, haber sido violada y el  resultado es que fue condenada a cuatro meses de prisión al ser sometida a un test de alcohol y a un año por haber mantenido relaciones sexuales con un varón.  De acuerdo a la ley coránica, la culpabilidad de la arquitecta no se cuestiona.

Por suerte para la arquitecta, el gobierno noruego intervino en su rescate.  Marte se refugia en un centro noruego en Abu Dabi. The One Total Home Experience, empresa inmobiliaria para la cual trabajaba, la había despedido aduciendo  “conducta impropia”. El Jeque del Emirato ha perdonado a la arquitecta. Por supuesto, el violador sigue campante.

En abril de 2010 entró en vigor la prohibición de Francia del uso del  burka en lugares públicos exponiendo a cualquiera que lo use en oficinas, hospitales y parques a una multa de 150 euros o una lección de ciudadanía obligatoria. Esa prohibición ha traído el debate de la tolerancia, y también llegaron las protestas de la comunidad islámica por su derecho al uso del burka. En días recientes en Francia volvieron las revueltas islámicas.

Todo comenzó con la rutina de un policía al pedirle a una mujer que removiera su burka como requiere la ley francesa.  El esposo intentó estrangular al policía, por lo que fue arrestado.  Su defensa consistió en decir que solo “defendía” a su mujer. El ministro de Interior, Manuel Valls, afirma que solo se trata de cumplir con la ley.

Mientras los islámicos protestan en Francia por su derecho al burka, los occidentales, sobre todo los colectivos feministas globales, permanecen callados frente a la condena de Marte Dalelv en los Emiratos. O sea para los occidentales la condena a la arquitecta es un asunto “cultural” y para los islámicos franceses el uso del burka es un asunto de “derecho”.

¿Y no se supone que es al revés?

El Nacional

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