Opinión

Consulta veterianaria

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La semana pasada como cada año se celebró el Día Mundial de la Rabia, una enfermedad viral que en muy pocos países del mundo está erradicada. Es una enfermedad que causa encefalitis aguda con una tasa de mortalidad muy elevada.

Es zoonótica, ósea transmisible al humano. Afecta solo mamíferos, aunque el mayor transmisor de la enfermedad es el perro, también lo pueden transmitir hurones, gatos, humanos, etc., ya sea por medio de la saliva infectada, mordeduras, arañazos o si una herida de la piel tiene contacto con saliva de un animal infectado.

La sintomatología de la rabia canina puede producirse en tres fases, las cuales pueden variar o no presentarse todas.
1- Fase prodrómica, en esta parte la conducta del perro suele cambiar, se nota más nervioso, ansioso y aislado. Y los que son un poco agresivos suelen tornarse amistosos.

2- Fase furiosa, no siempre se presenta, el perro contagiado de rabia es hiperactivo, muerde todo lo que esta cerca de el, y tiene convulsiones. La mayoría de los casos que llegan a esta etapa no sobreviven esta fase y fallecen.

3- Fase paralítica, es otra fase que tampoco se da en todos los casos, y a veces es la segunda fase luego de la prodrómica. El perro deja de poder deglutir, por la parálisis del cuerpo y por esto es que tiene babeo. La parálisis puede afectar la zona del diafragma por lo que el perro fallece de un paro respiratorio.

Un perro que haya contraído la rabia no tiene oportunidad de curarse, morirá irremediablemente tras pasar por alguna o por todas las fases de la enfermedad.

Esta enfermedad aunque esta presente en nuestro país, la podemos prevenir. La vacunación y sus refuerzos anuales son la clave para que nuestras mascotas estén libres de contraerla.

A los 4 meses de edad se debe aplicar la primera vacuna y luego un refuerzo a los 3 meses. A partir de ahí refuerzos una vez al año de por vida.

El Nacional

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