Opinión

Conteo de votos

Conteo de votos

La historia es otra. Las votaciones del 15 de mayo observan distintos comportamientos entre el nivel presidencial y los congresuales y municipales. Como su hubiesen ocurrido en dos países diferentes. Es probable que haya sido así, en la práctica.
La Junta Central Electoral (JCE) superó la prueba en las presidenciales, no así todavía en la selección de congresistas y alcaldes con sus regidores.

No faltan argumentos contarios al normal desempeño de un proceso que ya afecta el curso habitual de la economía, cuyos tropiezos, por breves que sean, tienen un costo muy alto en todos los segmentos productivos, incluyendo al sector público.

No hace falta repetir ahora esos factores, aunque sí urge una solución del impase. Pergeñar en propuestas inmediatas ayuda a un desenlace que, por supuesto, debe ser justo, en beneficio de la institucionalidad. En espíritu cívico y político se crece en tales trances.

Sin dejar de contribuir a soluciones satisfactorias –difícil de lograr en situaciones como estas-, estamos obligados a estudiar y entender sus causas para evitarlas.

Este proceso nos deja estas lecciones: primero, celebrar elecciones simultáneas en tres de los poderes del Estado –el municipal lo es-, no parece ser una buena idea. Enfoques e intereses andan por senderos diferentes.

Segundo, las contradicciones se hacen notables, incluso, en los niveles sociales económicos de la población, marcada sobre todo en aspectos culturales por región y demarcación. Esto explica que en muchos países la escogencia de autoridades locales ocurra en fechas diferentes entre provincias y municipios mismos.

Es decir, Valverde con sus municipios puede elegir sus alcaldes y legisladores en una fecha diferente a la asignada a la provincia Duarte. Y así por el estilo. Y esas fechas no deben tener nada que ver con la elección del Presidente de la Republica, por supuesto.

Por ahí podemos empezar, corrigiendo desde luego los entuertos con los que ha tropezado la JCE en el presente proceso comicial. Cajas destempladas, ruidos, que aún nos quitas el sueño. Podemos y debemos cambiarlos por resultados como los que buscamos y merecemos a más no poder cada cuatro años.

El Nacional

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