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Vándalos alteran paz de los cementerios

Vándalos alteran paz de los cementerios

El Cristo Redentor como otros cementerios del país no solo es el centro de un macabro comercio de osamentas, sino también, de otras actividades perturbadoras de la solemnidad que debe primar en un camposanto, sin que las autoridades municipales pongan coto a esa situación. En el lugar se llevan a cabo con mucha frecuencia competencias de motocicletas, rituales de hechicería, encuentros sexuales, y juegos de azar.

En la entrada del cementerio Cristo Redentor opera una terminal de autobuses del transporte público, y la avenida central del mismo es la ruta de los motoconchistas que van desde la autopista Duarte a Pantoja en un tramo de varios kilómetros.

Hace poco varias rutas de autobuses transitaban por la misma vía, pero el cabildo del Distrito Nacional intervino y el paso a esos vehículos le fue cerrado.

Otro grave problema es que la verja perimetral del cementerio resultó destruida en dos largos tramos, lo que aprovecharon decenas de personas para construir sus viviendas pegadas al campo santo.

Las viviendas fueron construidas pese a la advertencia de las autoridades de Salud Pública, sobre sobre el peligro a que se exponen quienes construyen sus casas en un área tan cercana a las sepulturas.

También existe un matadero, donde son sacrificados animales para el consumo humano, cuyas paredes colindan con las del cementerio. El matadero lleva varios años operando pese a los esfuerzos de las autoridades para que el mismo sea trasladado a otro lugar.

 

Hechicería

Uno de los motivos de las profanaciones de tumbas son los rituales de brujería que distintas personas realizan los martes y viernes.

Algunas personas compran o roban osamentas para los rituales que se llevan a cabo sobre todo en la llamada tumba del barón del cementerio, que corresponde a la primera persona sepultada en el camposanto.

Para estos rituales los participantes llevan alimentos como maní, flores, agua bendita, perfumes y otros objetos para comunicarse con los seres del más allá.

 

 

 

Otras actividades

Diariamente jóvenes de Pantoja y otros sectores aledaños al cementerio realizan competencias de motocicletas en la avenida principal del cementerio en las que apuestan miles de pesos.

Dentro del camposanto también es frecuente ver a parejas que tienen encuentros sexuales sobre las tumbas y nichos en las zonas más apartadas.

Algunas prostitutas y homosexuales utilizan el cementerio para tener sexo con sus clientes sin ser molestados, pese a que esas son actividades públicas.

En horas de la tarde es frecuente observar a personas que estacionan sus vehículos debajo de los árboles y encienden los radios de sus vehículos mientras escuchan música y toman alcohol.

Grupos de obreros y albañiles del cementerio se dedican a jugar barajas y dominó, mientras esperan algún cliente.

En el área del camposanto operan grupos de jóvenes que se dedican a cometer robos y asaltos a las familias que acuden a las tumbas de sus familiares.

 

Poca vigilancia

El cementerio Cristo Redentor propiedad del cabildo del Distrito Nacional tenía hasta el 2012 alrededor de 75 empleados, seis de ellos policías municipales encargados de custodiar el lugar de casi cuatro kilómetros cuadrados.

Los vigilantes privados provistos únicamente de escopetas y macanas, tienen asignadas hasta 20 cuadras del camposanto las que deben recorrer a pie debido a que no disponen de vehículos ni de motocicletas.

Además, el elevado número de viviendas pegadas a la verja perimetral hace imposible la vigilancia de un lugar tan vasto.

A causa de esa situación las tumbas son profanadas y las osamentas robadas igual que las flores, velas y velones, tarjas, lápidas, ataudes. Entendidos en la materia estiman que los cementerios deben ser administrados por una entidad especializada que los rescate.

EL DATO

Abandonado
El cementerio Cristo Redentor está considerado el de más alta recaudación del país, por lo que el cabildo del Distrito Nacional debe hacer las inversiones que se requieran para convertirlo en un lugar seguro.
Actualmente el camposanto recauda alrededor de un millón de pesos todos los meses por concepto de los diversos servicios que ofrece.