Opinión

Corrupción e impunidad

Corrupción e impunidad

Recientemente, la página Wikileaks reveló informaciones confidenciales de la embajada de Estados Unidos en el país que vinculaban a dos ex funcionarios a groseros actos de corrupción. El informe reseña que el robo de los fondos públicos, las extorsiones y el chantaje a inversionistas es algo endémico entre los dominicanos.

Nadie se alarma, nadie se inmuta, y ninguna autoridad gubernamental inicia un proceso de persecución contra quienes han malversado el dinero de las arcas estatales. Tenemos un cuerpo social enfermo que, al parecer, no tiene cura inmediata.

En los últimos días, han llovido las quejas de que la Dirección de Prevención de la Corrupción Administrativa exhibe una pasmosa inacción frente a los casos dolosos en instituciones públicas, de acuerdo con auditorías practicadas por la Cámara de Cuentas.

El organismo auditor ha detectado graves irregularidades en la Liga Municipal Dominicana, en las empresas de transmisión eléctrica, en Edenorte, Edesur y en la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales.

Actualmente, hay un fiscal especial designado por DPCA para investigar escandalosos actos de corrupción en las gestiones del senador Amable Aristy Castro en el llamado rector de los cabildos.

En la auditoria de marras se afirma que Aristy Castro ha gastado más de 116 millones de pesos en un año en beneficio particular, gastó más de 84 millones de pesos por adquisiciones en comercios de parientes en Higüey, y, además, se comprobó la falta de recepción de productos y servicios que costaron 101 millones 735 mil 193 pesos.

Se plantea la necesidad de realizar una revolución ética, pero se requiere de una revuelta que destruya las viejas estructuras del Estado para construir una sociedad nueva y limpia. Naufragamos en la perversión, abriéndole paso al reinado de la ignominia, sin una luz que nos ayude a combatir los flagelos que nos abaten.

El Nacional

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