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Creen Danilo debe garantizar consenso para Ley de Partidos

Creen Danilo debe garantizar consenso para Ley de Partidos

El presidente de la República, Danilo Medina, el presidente del PLD, Leonel Fernández, durante la última reunión del CP el pasado 4 de septiembre.

Superar el umbral de los intereses grupales y construir un consenso con las demás fuerzas políticas y la sociedad civil son los principales desafíos que enfrenta el presidente Danilo Medina y el Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) para allanar el camino del proyecto de ley de partidos políticos en su reunión de esta semana.

 

El encuentro, fijado para el próximo sábado 16, pondrá a prueba la agudeza como “componedor” del gobernante para consensuar un proyecto de ley de partidos que sea acogido por las demás fuerzas partidistas opuestas a un sistema de primarias abiertas que podría devaluar su papel en la sociedad.

 
El presidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), Andrés Bautista García, ha manifestado su objeción a un sistema de primarias con el padrón de electores de la Junta Central Electoral (JCE), alegando que los candidatos de esa agrupación los deben elegir los perremeístas y “no militantes de otros partidos”.

 
Esa posición dificultaría la aprobación de una “regla de partidos políticos” a contrapelo del PRM, puesto que se trata de una ley orgánica que para su sanción requeriría del voto favorable de las dos terceras partes de los miembros de las cámaras legislativas. De 190 diputados, el PRM cuenta con una matrícula de 53 representes en la Cámara Baja.

UN APUNTE:

La última reunión

En la última sesión del Comité Político, el pasado  lunes 4 de septiembre, y a la que asistieron 24 de los 34 miembros del organismo, tras no llegar a ningún consenso decidieron posponer las discusiones  para el sábado 16, en busca de un acuerdo que permita su aprobación sin traumas internos. La Ley de Partidos Políticos lleva más de 10 años en discusión, lo que ha provocado  que la sociedad presione para que se conozca en la presente legislatura. A lo interno del partido morado, el sector de Danilo insiste en  que en esa ley se consignen  las primarias con un padrón abierto.

 
Si a esa situación se le agregan disidencias internas en el partido gobernante, así como falta de unificación de los votos del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), el proyecto de ley de partidos políticos estaría condenado al fracaso o a transitar el camino de la“imposición” en el Congreso, lo cual repercutiría negativamente en la imagen del presidente Medina.

 
Escenario no deseable
Para algunos observadores, no sería deseable la reedición del deprimente escenario que se produjo con la reforma constitucional del año 2015 en que se ejercieron todas las clases de “presiones” sobre los congresistas para pasar a “sangre y fuego” la reelección del gobernante.

 
Advierten que en la actual coyuntura, ese sería un elemento negativo que se agregaría a temas como Odebrecht y Marcha Verde con “efectos no deseados” para la imagen de Medina.

 
Por esa razón, insisten que el sendero más viable para una ley de partidos es el del consenso a lo interno y externo del PLD, debido que se trata de un tema que tendrá repercusiones futuras en la vida de las agrupaciones políticas del país.

 
Por el contrario, una mala decisión motivada por intereses coyunturales o grupales podría acarrear severos daños a un sistema de partidos que ha sido el interlocutor por excelencia entre las fuerzas sociales y el Estado.

 
Lo “inteligencia política” aconseja que una decisión de ese calado no recaiga exclusivamente sobre los hombros del gobernante, sino que se adopte un consenso entre los demás actores del sistema político y que haya una “responsabilidad compartida”.
Oligarquías de hierro
Las denominadas primarias abiertas, que surgieron en 1905 en Wisconsin, Estados Unidos, representan un sistema de elección para los partidos que ha tenido como objetivo desplazar el poder de la llamada “oligarquía de hierro” o clase dirigencial. Sin embargo, sus consecuencias han sido contraproducentes en las naciones donde se ha implementado.

 
En países como Argentina, donde se combina el modelo de primarias abiertas con la denominada Ley de Lemas, el actual presidente Mauricio Macri, un empresario sin tradición política, arrebató el poder a los dos grandes partidos del sistema. Hoy los partidos Justicialista (peronismo) y Radical (del presidente Alfonsín) están atomizados inmersos en un proceso revisionista.

 
En el caso dominicano, la primera premisa que debe tener a la vista la clase política es el hecho de que ese sistema podría “desmantelar” la militancia de los partidos debido a que se produciría una “deserción” de sus miembros desmotivados por el hecho de que los candidatos a posiciones electivas serían elegidos por la población general y no por ellos.

 
Así, pues, por primera vez en la historia del país, se devaluaría el papel de las agrupaciones políticas, que tradicionalmente han sido concebidas como entidades fundadas en la adhesión de sus miembros con el fin básico de conquistar del poder.

 
Por el contrario, el sistema de primarias cerradas o con el padrón de los partidos permite a las agrupaciones desarrollar internamente sus liderazgos y las robustece, ya que hace pasar por el “cedazo” de sus membresías a los aspirantes a posiciones electivas, lo cual les otorga la legitimidad de las bases.

 
La reunión del próximo sábado del Comité Político del PLD será decisiva no sólo para la adopción de una propuesta de ley de partidos que sea compatible con la cultura política y la tradición democrática del país, sino también para demostrar que el partido en el poder no es hegemonizado por una fuerza autoritaria. Por el contrario, el PLD y el presidente Medina tienen una oportunidad brillante de mostrarse como actores capaces de pactar las decisiones trascendentales del sistema político.

El Nacional

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