El Nacional
De extrema y ridícula fue calificada ayer la seguridad que se montó en los alrededores del Palacio Nacional durante la visita de la reina Sofía de España a la sede del Gobierno, donde sostuvo un encuentro con el presidente Leonel Fernández y la primera dama Margarita Cedeño de Fernández.
El dispositivo de seguridad dispuesto por los organismos de inteligencia y seguridad del Estado en el centro de la capital contrastó con la discreta seguridad que se colocó durante su visita a sectores calificados de calientes como Villas Agrícolas, La Jarra, de Vietnam; y La Barquita en Los Mina.
En esos barrios no sólo se limitó a visitar los lugares previamente seleccionados por los funcionarios de la Embajada y la Agencia de Cooperación de España en el país, pues Su Majestad caminó por estrechos y resbaladizos callejones de esos hacinados barrios a orillas del río Ozama y se confundió con sus gentes.
La Reina, incluso, llegó a esos barrios montada en un minibús junto a la seguridad y su traslado no contó con el aparataje que se dispuso en los alrededores del Palacio.
La seguridad fue tan rígida y celosa en la sede del Gobierno, que se prohibió el tránsito por la avenida México y las calles doctor Delgado y César Nicolás de Penson, lo que originó un embotellamiento en el polígono central de más de dos horas.
La prohibición incluyó a los peatones, a los cuales no se les permitió transitar por la calle Doctor Delgado, y las personas que estaban dentro del Palacio, en el área de parqueo y recepción, no se les permitió salir ni en vehículo ni a pie.
La reina Sofía estuvo en el país por espacio de 72 horas y su presencia sólo trastornó el normal desenvolvimiento de la ciudad cuando visitó el Palacio Nacional y el Despacho de la Primera Dama.