Opinión

Crisis del agua

Crisis del agua

Orlando Gómez Torres

Los efectos de las sequías severas que se están extendiendo a lo largo de distintas locaciones en 4 continentes, y particularmente sensible en nuestro país, deben movilizarnos a recapacitar sobre un problema muy real avisado desde hace 15 años y que lamentablemente en gran medida elegimos ignorar. El impacto del calentamiento global en la República Dominicana está siendo y va a seguir siendo significativo, por lo que debe asumir un rol tan importante en nuestra agenda de nación como los viejos problemas que buscamos resolver con pactos y agendas nacionales.

Uno de los primeros temas que necesariamente se deben abordar es si la política de los precios del agua en la actualidad es realmente sostenible. El mismo se mantiene artificialmente bajo como medida política para no afectar a la población, pero la realidad es que esta política impide un control efectivo del consumo de tan preciado (y ahora escaso) bien, permitiendo que los consumidores mantengan sus hábitos indistintamente de si este abunda o escasea, precipitando estas situaciones de escasez hacia los extremos. Las campañas de ahorro han demostrado ser insuficientes para incentivar el consumo responsable, por lo que se debe permitir la flotación libre del precio del agua para drásticamente incidir sobre su uso en el general de la población y así evitarnos sacrificios mayores en términos ecológicos, humanos y sociales en el futuro.

A medida que se agrava el fenómeno del cambio climático, el discurso del consumo responsable del agua en República Dominicana debe evolucionar al uso eficiente de esta, lo que implicaría cambios importantes en la forma como actualmente nos manejamos. El sueño de la auto-sostenibilidad alimenticia que está engravado en la cultura política dominicana no es realista en el contexto del uso eficiente del agua que vamos a requerir. La industria agrícola, la ganadería e incluso la minería son por mucho de los principales consumidores de agua de nuestra economía, y pretender sostenerles por encima de la realidad de una continua escasez de tan preciado líquido es simplemente insostenible, por lo que ineludiblemente llegarán los tiempos de las decisiones y sin dudas tendremos que elegir ganadores y perdedores, pudiendo la mayoría o todos siendo perdedores.

Adicionalmente, para ser un país dentro de una isla en el mismo medio del Mar Caribe, el uso del agua del mar en República Dominicana está notoriamente rezagado. Si bien emplear el agua del mar para satisfacer alguna de nuestras necesidades de agua potable requeriría mucha energía eléctrica que no tenemos, explotar dicho recurso se hace cada vez más indispensable pudiendo abrirse la posibilidad a su explotación por parte del sector privado, esto considerando las persistentes limitaciones presupuestarias del Estado.

Lo que ha venido ocurriendo en los últimos días parece ser apenas el primer episodio de una larga crisis que seguirá arrastrada por los efectos del cambio climático. No creo que sea demasiado tarde para actuar y mitigar sus efectos, pero para que ello ocurra se debe empezar y deberíamos hacerlo ahora.

El Nacional

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