Opinión

Crítica y autocrítica

Crítica y autocrítica

Los que junto a Juan Bosch trabajamos en la formación, desarrollo y crecimiento del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), no podemos hacernos los locos y cometer errores que fácilmente podrían conducirnos hacia la pérdida de la reputación bien ganada que actualmente tenemos dentro y fuera del país.

Recuerdo que la tarea de construcción fue ardua y hermosa a la vez. Teníamos una disciplina regia, con efectivos métodos de trabajo en donde la educación política era obligatoria.Éramos una organización conformada por cuadros políticos y para ser miembro del PLD había que tener auténtica vocación política. De hecho, el estudio de nuestra historia social, política y económica, mediante la utilización del método de análisis dialéctico, era tarea obligada de cada militante.

Sabíamos que, más tarde o más temprano, terminaríamos siendo la vanguardia política en nuestro país.Por eso jamás desmayamos en nuestro trabajo como armador y organizador de masas; y nunca dejamos de darle seguimiento al comportamiento inapropiado de los otros partidos políticos. Es más, nos retroalimentábamos de sus errores infantiles, de sus ambiciones personales, y de sus contradicciones inocultables; y ellos, sin prestar atención, marchaban directamente hacia un callejón sin salida.

Y así las cosas, aceptando que el PLD de hoy no se parece mucho al PLD de Juan Bosch, ¿por qué peledeístas de mi generación insisten en jugar un juego peligroso que podría finalizar estremeciendo las columnas que sustentan al único partido político organizado que existe en la sociedad dominicana?
Mirémonos en los espejos del PRSC y del PRD. Queda escrito.

El Nacional

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