Opinión

Crónica del Presente

Crónica del Presente

¡Muchas gracias!
El martes 28 de abril, aniversario luctuoso de una acción política injustificable, imperdonable e imborrable, la Secretaria de Estado de Cultura y los organizadores de la XII Feria Internacional del Libro organizaron un acto de homenaje al autor de esta columna, definitiva y formalmente inexplicable, rotulando con su nombre una de las calles de la Plaza de la Cultura y entregando un pergamino de reconocimiento por la labor rendida durante más de 50 años como maestro, periodista, abogado e investigador. Las palabras que pronunciaron el director de la Feria y el secretario de Cultura, que es un intelectual de altos vuelos, son una expresión que consideramos inmerecida del papel protagónico del autor de esta columna en la vida pública. Rafael Trujillo Molina, que no llegó al término de la escuela primaria y menos de la  universitaria, recibió todos los títulos, inmerecidos, y aplastó con su megalomanía  los reconocimientos a los ciudadanos de la nación.

Pero debemos agradecer al Secretario de  Cultura, a los organizadores de la XII Feria Internacional del Libro este acto en una mañana de la primavera, en los momentos en que muchos “intelectuales” escriben artículos, ensayos y libros, falseando la historia de nuestro pueblo para ascender a posiciones hegemónicas que permiten el calificativo de héroes y próceres. ¡Por Dios! ¡Cuántas mentiras!  Como falsean, desnaturalizan e inventan, acerca de la verdad. El autor de esta columna con las obras que ha escrito, lo único que ha pretendido es ubicar en la verdad histórica episodios y personajes que han actuado como figuras estelares en el largo, doloroso, coherente y valiente proceso, desde su génesis, del pueblo dominicano.

Por esas y otras razones, debemos agradecer además  la presencia de Flavia García, “compañera y esposa, aliento permanente e incansable de nuestra vida, en nuestra modesta vocación de escritor” y la de mis hijos Norkis Miosottis, Ricardo Fructuoso, Adria Ninoska, Cristina y varios de mis nietos. Pero además, debemos agradecer la presencia de varios de los fundadores del Movimiento Clandestino Revolucionario 14 de Junio: Marcos Pérez Collado, Ramón Andrés Blanco Fernández, José Daniel Ariza y Rafael Martínez Espaillat y Queyita Santos, esposa de Hugo Toyos. Verdaderos,  honestos, que nunca han pasado factura al pueblo. A ellos debemos sumar la presencia de Héctor Lachapelle Díaz y Jesús de la Rosa, que junto a Rafael Fernández Domínguez fueron gestores del Movimiento Militar Clandestino Constitucionalista que auspició a partir del 24 de abril el episodio militar y cívico más importante en el siglo XX de nuestro pueblo.

Agradecemos también la presencia de Gladys Gutiérrez, militante antitrujillista, de Arlette Fernández, quien fue esposa y compañera de Rafael Fernández Domínguez,   prócer de abril de 1965 y Milvio Pérez, fotógrafo inmortal de ese espisodio.  Amigas, amigos, entre los que estaban el Embajador de Cuba, Juan Astiasarán, el maestro Jacinto Gimbernard, Nelson Heddy Hernández y Roberto Pratts; a ellos debemos agregar el nombre de Julio Manuel Rodríguez Grullón,  pediatra hematólogo, ex presidente de la Asociación Médica Dominicana y compañero de infancia. Además, Aristófanes Urbaez y Miguel Pineda López, quienes compartieron con nosotros, con nuestra familia y colegas ese momento conmovedor  e imborrable en lo que nos queda de vida.

Escribir en medios  de comunicación como lo hemos hecho por más de 50 años y participar en programas radiales y televisivos en forma continua, en una sociedad con la composición social de la nuestra, no es tarea fácil. La prudencia,  virtud fundamental de los políticos, debe guiar nuestros pasos y si la naturaleza o el ser supremo de la vida, según creen muchos, nos ha dado la facilidad de comunicación, afinada, mejorada y honesta, en el ejercicio del magisterio por más de 40 años, debemos aprovecharla para ayudar a elevar el nivel de educación, conocimientos y cultura de nuestro pueblo al cual le hemos rendido, en el largo proceso de nuestra existencia, una militante y coherente vocación de servicio, respeto y admiración. Y esa conducta es la que hemos querido observar y mantener.

¡Muchas gracias! A mis familiares, a mis viejos compañeros, a mis amigas y amigos, por estar presentes en esa mañana, aniversario de una fecha luctuosa como la intervención militar de Estados Unidos en 1965, que nos obligó a defender, a vida o muerte, la soberanía y la dignidad de nuestro pueblo, bajo el liderato de los militares constitucionalistas, la figura eterna de Juan Bosch y el varonil ejemplo de Francisco Alberto Caamaño Deñó, Presidente Constitucional de la República en Armas, en aquel episodio entre  David del Caribe y  Goliat abusivo, que conmovió al mundo  y sentó  el precedente de que no importa la riqueza y el poder de cualquier gobierno para poner de rodillas a una nación que tiene como consigna: “Ningún pueblo ser libre merece si es esclavo indolente y servil”.

El Nacional

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