Opinión

Crónica del Presente

Crónica del Presente

Trujillo: monarca sin corona
Se hace muy cuesta arriba, por no decir difícil, tener que hablar de esta obra puesta en circulación en marzo del pasado año, que va en su cuarta edición, que según entendidos en la materia y las librerías que la han vendido  ha establecido un record en libros de esa naturaleza dedicados, como ensayos de carácter histórico. Ese título, como explicamos en su cuerpo y como hemos dicho en reiteradas ocasiones, fue puesto al dictador dominicano por un distinguido intelectual guatemalteco, periodista, que llegó a ser Vicepresidente de su país, llamado Clemente Marroquín Rojas. Y como apuntamos también en su presentación la idea de escribirlo fue de nuestro padre, que conoció a Trujillo, en 1924, cuando era un desconocido Capitán de la Policía Nacional Dominicana.

El libro ha recibido una acogida extraordinaria y varios intelectuales, dominicanos y de otros países, han externado críticas loables y reconocimientos a este modesto aporte que hemos hecho para que los dominicanos tengan un juicio que creemos objetivo, honesto y sincero de ese personaje, calificado por historiadores de reconocido crédito como el personaje histórico más importante en la vida política de la República en el siglo XX. Los elogios, inmerecidos, que hemos recibido nos llenan de satisfacción y el éxito de su venta es el mayor galardón o reconocimiento que como autor podemos obtener en las discretas y modestas aspiraciones de escritor. Pero también, estamos conscientes, porque conocemos el medio en el cual vivimos, de las envidias y mezquindades propias de la pequeña burguesía urbana, ambiciosa, mentirosa, aguajera, estimulada por un oportunismo desbordado, que está convencida, en parte importante, que como modelos de mitómanos quieren jugar papeles protagónicos, de vaqueros y detectives en nuestra vida política, social y cultural.

El autor de esta columna, autor de “Trujillo: Monarca Sin Corona”, nació aquí, en Santo Domingo, y como “hijo de guardia” tuvo la suerte de vivir en diferentes pueblos del país y de llegar a Montecristi, nuestra “patria chica”, adoptiva, con apenas diez años de edad y de crecer hasta algo más de la adolescencia en un escenario rural primitivo, viril y hermoso, donde la ingenuidad de sus moradores nos sirvió de inolvidable escuela, en la cual se imponían más los buenos sentimientos y las serias acciones. Ese aprendizaje ha sido muy útil en nuestra vida como maestro, periodista, abogado y político profesional. Esa experiencia nos ha obligado a ser prudente, modesto y discreto y hablar de nuestra vida, algunas veces en primera persona.

Y decimos eso porque queremos reiterar, en contra de nuestro deseo, que “Trujillo: Monarca Sin Corona” no ha participado en ningún concurso de los que fueron celebrados durante la XII Feria Internacional del Libro, dedicada a Juan Bosch y a la hermana República de Brasil. Tres libros producidos con anterioridad al de Trujillo, que también han tenido una exitosa acogida por parte de nuestro pueblo y que responden a los títulos de: “Héroes y Próceres, Dominicanos y Americanos”, “Perfil Biográfico de Juan Bosch” y “Haití y la República Dominicana: Un Origen y Dos Destinos” no fueron presentados tampoco en ningún concurso. Y no lo hacemos porque no creemos en la seriedad de la mayoría de los que aquí se celebran.

La sociedad nuestra ha sufrido en los últimos treinta años una profunda inversión de valores. Aquí se miente, se fabula, se calumnia y difama con absoluta libertad. Solamente hay que detenerse a oír en la radio o  ver en la televisión a esa caballería de ignorantes y analfabetos, chantajistas y peseteros, algunos  privando en valientes sin serlo y sin haber dado  demostración de que tienen los pantalones bien puestos. Juan Bosch, el más grande maestro político de América, a quien por  22 años nos cupo el honor y  distinción de acompañar como su asistente personal, fue víctima de ataques irrespetuosos, calumniosos,  expresión de la envidia y el rencor de quienes no perdonaron su extraordinaria calidad humana, de nobleza diáfana, valentía cívica y honestidad incuestionable. Él nos enseñó a pelear en todos los terrenos.

Por eso estamos obligados a reiterar esta aclaración: “Trujillo: Monarca Sin Corona”, aunque le duela a algunos, la inmensa mayoría del pueblo la ha sabido evaluar y le ha gustado. Ha sido bien recibida por los dominicanos en Nueva York, en New Jersey y en España, lugar donde está a la venta en numerosas librerías. Nuestros libros no participan en concursos ni se regalan como “ñapa” cuando se gasta una suma  considerable, en ferias, librerías o tiendas. Ese aporte que hacemos con el deseo de elevar los conocimientos del pueblo está motivado, profunda y firmemente, en que como nos enseñó Juan Bosch: “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

El Nacional

La Voz de Todos