Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

POR: Euclides Gutiérrez Félix
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Abril glorioso

 

El jueves de esta semana caerá día 24, fecha en que se cumple el cuadragésimo noveno aniversario del levantamiento Militar Constitucionalista, organizado bajo la dirección del coronel Rafael Fernández Domínguez, con la autorización expresa del profesor Juan Bosch, que la otorgó en los primeros meses de su mandato como presidente constitucional de la República. Hemos señalado, ratificado y proclamado que el episodio que se inició ese día, es el acontecimiento político y militar más importante en la historia del pueblo dominicano del siglo XX y uno de los más importantes en la historia político-militar de hispanoamérica.

Estamos en el deber de hacer estas puntualizaciones por el torrente de calumnias y acusaciones que emanan del gobierno de Estados Unidos y de funcionarios de ese conglomerado humano, que recibe el nombre de Haití, que ni es república ni es sociedad organizada como Estado.

Porque es necesario recordar el valiente, admirable, firme y responsable esfuerzo que hemos hecho para mantener los perfiles de nuestra soberanía, proclamada el 27 de febrero de 1844, cuando las manos juveniles de Francisco del Rosario Sánchez, enhestaron bajo el lema de ¡Dios, Patria y Libertad! la bandera tricolor en el Baluarte de El Conde, separando la parte oriental de la isla del dominio político que los haitianos habían tenido desde 1822, por espacio de veintidós años, frente al cual la sociedad nuestra con apenas ciento cuarenta o ciento cincuenta mil habitantes, había mantenido con firmeza el rechazo a las costumbres, a los hábitos de vida y a los dialectos patois y creole que son los medios de comunicación oral que identifican a los habitantes de la antigua colonia francesa de Santo Domingo.

El Departamento de Estado de Estados Unidos de América hizo público un documento enviado al Congreso de Estados Unidos, en el cual acusa a la República Dominicana de ser una nación que “discrimina a los inmigrantes haitianos y sus descendientes nacidos en su territorio”, agregando que se persigue a los descendientes de haitianos, se les asesina y se incendian sus viviendas, agregando además una sarta de calumnias, mentiras y disparates, que no tienen sentido y que en la realidad de los hechos debía avergonzar a los funcionarios del Departamento de Estado, autores de esa agresión difamatoria y vil contra nuestro pueblo.

Estamos en vísperas de la conmemoración y celebración de esa Epopeya de abril, que obligó al pueblo dominicano a enfrentar con las armas en las manos la intervención militar que ordenó aquel personaje siniestro, que era presidente de ese poderoso país, que respondía al nombre de Lyndon B. Johnson. Fue la nuestra una decisión admirable que conmovió al mundo cuando este diminuto país del Caribe, bajo la jefatura de militares dominicanos constituyó, por órdenes de Juan Bosch, el gobierno de la República en Armas, legítimo, sin temor de ninguna especie, bajo la presidencia del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. Que no olviden nuestros enemigos el amor, la valentía y dignidad con las que estamos dispuestos a defender y servir a nuestra Patria.

El Nacional

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