Opinión

CRóNICA DEL PRESENTE

CRóNICA DEL PRESENTE

30 de Marzo

 

Se cumple hoy el 171 aniversario de la Batalla de Santiago, incorrectamente llamada “La Batalla del 30 de Marzo”, que fue el tercer episodio militar en la historia de la nación dominicana que consolidó los matices de la personalidad de nuestro pueblo frente al intento del gobierno de la República de Haití, de aquel entonces, de mantener bajo el dominio y control la parte oriental de la isla de Santo Domingo.

El 4 de marzo, apenas una semana después de proclamada la independencia, la Asamblea Constituyente de la República de Haití decretó la movilización de la Guardia Nacional y autorizó al presidente de la república, general Herard, a invadir el territorio de la parte oriental de la isla.

La Batalla del 30 de Marzo de 1844 fue la respuesta que en el corazón de la región del Cibao, la ciudad de Santiago, dio el pueblo dominicano a la llamada Guardia Nacional de la República de Haití, que bajo el mando del general Charles Herard, titulado presidente de ese pueblo vecino, demostrando con su valentía y dignidad que no era verdad como decían los militares haitianos, que sus tropas llegarían “a paso de carga a Santo Domingo”. ¡Qué equivocados estaban los haitianos, que comparten con nosotros la ocupación de la isla de Santo Domingo, que Colón había bautizado con el nombre de La Española! El ejército haitiano que invadió la parte oriental de la isla por tres lugares, estaba integrado por un contingente gigantesco de 30 mil hombres, divididos en tres divisiones de 10 mil hombres cada una. La República Dominicana, que acababa de ser proclamada como expresión de soberanía e independencia el 27 de febrero de ese año, apenas tenía una población de 160 mil a 175 mil habitantes.

En esa escasa población fue calando el sentimiento republicano, motorizado por el profundo amor a la Patria, que dentro del marco de su soledad, había incubado y enraizado el hombre común y de existencia simple de nuestra sociedad rural, de escaso desarrollo capitalista. Esa fuerza telúrica, primitiva y viril, sirvió de estimulo durante el largo proceso de consolidación de la Independencia, que culminó doce años después de la Batalla del 30 de Marzo, con las batallas de Santomé, en la hoy provincia de San Juan de la Maguana, y en Sabana Larga, en la provincia hoy de Dajabón, en enero de 1856, demostrándoles a los haitianos que la advertencia que había hecho la Junta Central Gubernativa de la República Dominicana al general Charles Herard, en fecha 9 de marzo de 1844, en uno de sus párrafos, en forma resumida quedaba plasmada para la historia siempre, más que siempre eterna, como esencia misma de lo que era el sentimiento de nuestro pueblo.

Decía ese párrafo de la comunicación dirigida a Charles Herard: “Órganos de la voluntad de los pueblos, nosotros no haremos sino repetir que estamos resueltos a dar al mundo entero el espectáculo de un pueblo que se sacrificará en la defensa de sus derechos y que se reducirá a cenizas y escombros, si sus opresores que se vanaglorian de ‘libres y civilizados’, nos quisieran imponer condiciones aún más duras que la muerte”. Heroica, valiente y digna, es esa afirmación que debe servir de ejemplo a las generaciones presentes.

El Nacional

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