Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

 

¡Así no!

 

La semana pasada en el transcurso de siete u ocho días, se anunciaron dos fenómenos atmosféricos en el área del Caribe, si cabe el término, que afectarían la isla de Santo Domingo, particularmente al territorio que ocupamos como Estado republicano fundado el 27 de febrero de 1844, con el nombre de República Dominicana.

Esos fenómenos, dos huracanes y uno de ellos, el último, convertido en tormenta, son fenómenos propios de esta región ubicada en el mismo centro del continente Americano. Siendo niño con apenas ocho ó nueve años de edad, escuchamos a nuestro padre, allá por el año de 1944, antes del 27 de febrero de ese año, decir que la República Dominicana estaba ubicada en una región sísmica y ciclónica y que debido a esa razón, con la experiencia que él tenía de la vida por su origen de una familia de labriegos, había que tener muy en cuenta las obligaciones con las que se debía cumplir y particularmente las de él, que en ese momento de su vida era capitán del Ejército, jefe de instructores de esa institución y comandante de la 25 compañía de armas auxiliares, que tenía su asiento en la “Colina de la Mariscala”, ubicada en Gazcue, en el lugar donde fue construido el Palacio Nacional.

Desde luego, el autor de esta columna no olvida que en ese entonces nuestro pueblo vivía la mitad del largo mandato de Rafael Trujillo Molina, que duró 31 años, y reiterando lo que hemos dicho en múltiples ocasiones ese régimen de Trujillo, dirigido por un asesino político selectivo, imponente, represivo e intolerante, fue el que sentó las bases reales del desarrollo capitalista de nuestra economía y que incorporó la República al siglo XX.

La residencia familiar del matrimonio materno del autor estaba ubicada en ese entonces en la Doctor Delgado esquina Moisés García, frente a lo que era la parte sur del Centro de Enseñanza del Ejército, al lado de la casa hermosa y señorial del coronel Luis Veras Fernández, que todavía existe, en aquel entonces jefe de la Policía Nacional, y verticalmente opuesta a la casa de Zoilito García, que todavía permanece ahí, con las columnas y las galerías en forma de troncos de árboles.

Sin mentir o alterar la realidad de la historia, la dictadura de Trujillo era un régimen organizado que tenía control absoluto desde la Presidencia de la República de todas las actividades administrativas del Estado, particularmente de las oficinas públicas, el Ejército y la Policía Nacional. Ahora realmente consternados y preocupados hemos presenciado el desorden administrativo del país que se desenvolvió el viernes, cuando se anunció el arribo de la tormenta Erika, que no es huracán ni ciclón, sino un simple fenómeno atmosférico que va a generar, de acuerdo a los partes meteorológicos, una gran caída de lluvias tan necesarias para nuestro país: superintendentes, directoras y directores generales y encargados de oficinas de segunda categoría, decidieron por su propia voluntad suspender las tareas que tienen bajo su responsabilidad, decisiones que, por suerte, fueron relevadas por la decisión del Poder Ejecutivo de suspender, en vista de los fenómenos atmosféricos, las labores administrativas del Estado.

¡Así no, compañeras y compañeros!, no convirtamos en un relajo desaprensivo el gobierno del PLD, que encabeza el compañero Danilo Medina; no aportemos nada que vaya en detrimento de la unidad monolítica, tan necesaria del Estado Dominicano en un momento en que nuestros adversarios internacionales y los cómplices y traidores dominicanos que tienen a su servicio, lleven a su mínima expresión la autoridad y la unidad de la República democrática y eterna que fundaron los próceres del 27 de febrero de 1844.

El Nacional

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