Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

Euclides Gutiérrez Félix

Frente al presente

El viernes de la semana pasada, conmemoramos y celebramos el nacimiento de la primera Constitución, que sirvió para organizar e institucionalizar a la naciente República Dominicana.

Sobre los orígenes de ese documento, que es en la realidad de los hechos el acta de nacimiento del Estado dominicano, que a grandes rasgos había sido preconcebida por Juan Pablo Duarte y sus compañeros republicanos que firmaron el Manifiesto de Independencia de la Nación en enero de 1844, como auténtica y genuina expresión de la firme determinación de los dominicanos de construir una sociedad independiente y libre de todo poder extranjero y demostración inequívoca de que el pueblo había adquirido, en términos reales, los matices y la personalidad de una nación.

Hoy, 171 años después, esa nación que se formó a través de un largo proceso de casi 500 años y que por el esfuerzo de sus luchas y el incuestionable sacrificio, que han ofrecido las mujeres y hombres que han sido hijos de esta tierra, recibiendo de importante figuras políticas de otros pueblos de América y del mundo expresiones y calificativos de respeto y admiración, se encuentra hoy bajo la agresión y el constreñimiento de algunas de las naciones más poderosas del mundo, empeñadas en que la soberanía, la independencia y la institucionalidad que hemos alcanzado y defendido con dignidad y valentía, desaparezca para consumar la creación de un Estado binacional, en la isla que incorporó Colón a la monarquía de España, primero con el nombre de La Española y luego Santo Domingo.

Ahora en este momento corresponde al gobierno del Partido de la Liberación Dominicana, que fundó y organizó Juan Bosch, el gran maestro político de América, presidido por el compañero Danilo Medina, hacer frente con la determinación y la actitud firme que ha mantenido nuestro pueblo y que ha sido entre otras la razón fundamental que ha permitido a dirigentes políticos de importancia mundial de otras naciones de América, como Fidel Castro Ruz, llamarnos con manifiesta admiración y simpatía, “Pueblo legendario, veterano de la Historia, David del Caribe”.

Allá lejos, muy lejos, en la génesis de la nación dominicana, aborígenes bajo el mando de Enriquillo, el capitán del Baoruco; los negros esclavos cimarrones, bajo el mando de Diego Guzmán, Juan Vaquero y Sebastián Lemba; los vencedores blancos, mulatos y negros en 1655, de las expediciones enviadas por Oliverio Cromwell; los vencedores de la batalla de La Limonada en 1691 y otros gloriosos episodios bélicos que sirvieron de base a los perfiles de lucha del pueblo dominicano.

Este gobierno del PLD está en la obligación de enfrentar todos los intentos de destruir a esta patria, aunque quienes nos atacan, dueños de grandes recursos económicos, tengan a su servicio dominicanos organizados en movimientos cívicos, partidos políticos, comunicadores, periodistas y agentes en el ordenamiento de los tres poderes de Estado. El autor de esta columna ha reiterado en múltiples ocasiones el principio de dignidad de que “La pelea es peleando”.

Honremos a los fundadores de la República, el aniversario de nuestra 1era Constitución, a los próceres de agosto de 1863 que rescataron la soberanía vendida por Pedro Santana y a los próceres, mujeres y hombres, que entregaron sus vidas a partir del 24 de abril de 1965. Sin miedo al presente, marchemos con dignidad y firmeza hacia el futuro.

El Nacional

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