Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡Cincuenta años después!

 

Antes de ayer sábado 19 del corriente año 2015, se cumplieron cincuenta años de la batalla del “Matum”, que fue en realidad el último episodio militar de ese importante capítulo de nuestra historia, que hemos bautizado con el nombre de la “Epopeya Incompleta” iniciada el 24 de abril de 1965 y la última lección, en ese entonces, que le dio el pueblo dominicano a Estados Unidos de América y a los funcionarios que integraban el gobierno presidido por Lyndon Johnson.

A partir de ese momento nuestro pueblo obtuvo el reconocimiento de un criterio totalmente diferente al que tenían de nosotros, en esa poderosa nación del norte, que le ha servido de advertencia para aprender, como lo confirmaron los vietnamitas años después, que los pueblos no son grandes y poderosos, firmes y decididos o valientes por su tamaño geográfico, ni por el grado de riquezas que hayan acumulado durante su existencia: ese hecho como los que habían sucedido con anterioridad, fue una de las razones por las cuales Fidel Castro Ruz nos calificó como “Pueblo Legendario, Veterano de la Historia y David del Caribe”.

Con varios días de anticipación se hicieron los preparativos para viajar a Santiago a rendir homenaje al coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, inspirador y organizador del movimiento militar constitucionalista que auspiciaba el retorno de Juan Bosch a la Presidencia de la república, después de su derrocamiento ocurrido en septiembre de 1963. Fernández Domínguez era la figura militar más distinguida de las Fuerzas Armadas dominicanas en ese momento. Sus virtudes personales y sus cualidades militares le daban a ese joven Coronel un perfil de proceridad y heroísmo, que le hacían acreedor de la admiración y el respeto de los que le trataban, fueran civiles o compañeros de armas. Era natural que los servicios de espionaje de las tropas interventoras y de una parte del ejército dominicano que se había aliado a ellos se enteraran, en detalles, de los aspectos del programa que se desarrollaría en la importante ciudad del Cibao.

Juan Bosch, que había regresado al país a fines de septiembre de ese año, hizo comparecer a su presencia al coronel Caamaño Deño y a Héctor Aristy, advirtiéndoles que tenía conocimiento que la comitiva constitucionalista sería atacada en Santiago y que era de opinión que no se realizara ese viaje. La oposición del profesor Bosch no fue atendida y los constitucionalistas civiles y militares partimos para el Cibao la madrugada del día 19 tal como se había planificado. El autor de esta columna fue la última persona de los dirigentes civiles en salir de la capital, lo que hicimos a las 6 de la mañana acompañado de dos personas: el señor Jaime D’Oleo Tavares, uno de nuestros asistentes civiles, y nuestro hermano menor, muerto años después, José Gutiérrez Félix. Fuimos atacados en el cementerio municipal y después en el hotel “Matum”.

Cerca de 200 soldados dominicanos, tres tanques AM-X y dos aviones que sobrevolaron el hotel, fueron empleados contra una comitiva cuya mayoría inmensa era de civiles, mujeres, hombres y niños. La batalla arreció a partir de las 11:00 a.m. y los militares constitucionalistas, bien apertrechados, expertos tiradores, serenos, certeros, firmes, fueron causando bajas al enemigo cada vez mayores. Al caer la tarde los atacantes habían sufrido más de 100 bajas entre muertos y heridos. Homenaje, que hoy, trascurridos 50 años, mantenemos presente en la memoria de nuestro pueblo con verdadera devoción de admiración, respeto y cariño.

El Nacional

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