Opinión

CRÓNICA DEL PRESENTE

CRÓNICA DEL PRESENTE

¡Adiós 2015!

 

Para el autor de esta columna el año 2015, próximo a despedirse, tiene una importante significación en la historia del pueblo dominicano, porque en este año que ha transcurrido se conmemoraron tres episodios históricos que reúnen los perfiles como expresión telúrica que definen los matices de la personalidad de nuestro pueblo: el primero de ellos, es el 52 aniversario de la insurrección del Movimiento Revolucionario 14 de junio, encabezado por su fundador y líder Manolo Tavárez Justo, insurrección militar que tenía como objetivo que fuera restablecido en la Presidencia de la República el profesor Juan Bosch, quien había sido derrocado en septiembre de 1963 por una conspiración liderada por agentes de Estados Unidos de América, un grupo de militares apátridas, y la oligarquía criolla apoyada por la mayoría del clero católico. Se cumplieron también 50 años del glorioso levantamiento militar encabezado por jóvenes del ejército y otros sectores de las Fuerzas Armadas que terminó, a partir del 28 de abril de ese año, en el inicio de una guerra patria por la defensa de nuestra soberanía, encabezada por el coronel Francisco Caamaño Deñó, presidente constitucional de la República en Armas.

El tercer episodio fue la batalla del Matum, escenificada en la ciudad de Santiago el 19 de diciembre de 1965, cuando cerca de doscientos soldados dominicanos, apoyados por tanques de guerra AM-X y dos aviones caza –bombarderos, siguiendo las órdenes del general estadounidense Bruce Palmer, comandante en jefe de las tropas de su país que habían invadido el territorio dominicano el 28 de abril de ese año, realizaron un cobarde y traicionero ataque a la delegación masiva encabezada por el coronel Francisco Caamaño Deñó, que había asistido a rendir homenaje al coronel Rafael Fernández Domínguez, fundador y organizador del Movimiento Militar Constitucionalista.

No existen en la historia de América episodios de la virilidad, la firmeza y valentía en la lucha histórica por la dignidad, la soberanía y el respeto a los derechos humanos, como fueron esos episodios que hemos descrito, para que las generaciones presentes y futuras asuman el compromiso de defender nuestra patria porque tienen como antecedentes esta entrega de vidas por una causa tan justa y hermosa.

Aproximadamente veinte jóvenes compañeros, en su mayoría profesionales universitarios, fueron apresados y fusilados por tropas de la Fuerza Aérea Dominicana el 21 de diciembre de 1963 en la falda de la Cordillera Central en el paraje de Manaclas; el oficial que dirigió esa ejecución era el capitán paracaidista Rubén Darío Díaz Gil, que murió hace tiempo.

Entre ellos estaban cinco montecristeños amigos del autor de esta columna: Manuel Aurelio Tavárez Justo, que nos conoció desde niño y que era amigo íntimo de mi hermano mayor Mario César Gutiérrez, críticos severos de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Jaime Ricardo Socías, esposo de Ángela Tavárez Justo, hermana de Manolo, quienes también nos conocían desde la primera niñez.

Federico José Cabrera González, nuestro compañero de infancia desde la escuela primaria de varones, que tenía el nombre de Honduras, en la ciudad de Montecristi, médico graduado a los 22 años de edad, y Ramón Martínez (Monchi) y Caonabo Abel, montecristeños los dos y muy queridos por su hombría y dignidad. Que sean eternos en los anales de la historia estos episodios que han servido para ratificar y consolidar el patriotismo, valor y dignidad de los dominicanos: “Pueblo Legendario, Veterano de la Historia y David del Caribe”.

El Nacional

La Voz de Todos